viernes, 9 de abril de 2010

Gobierno cancela permisos de excavación arqueológica


El Ministerio de Culturas canceló los permisos de investigación y excavación, además de todas las credenciales emitidas hasta febrero de 2010, para investigadores titulares y adscritos que eran proporcionados por la Unidad Nacional de Arqueología (Unar). El propósito es normar las excavaciones y los trabajos de campo que se realizan en sitios arqueológicos de Bolivia.

Mediante un comunicado público, este despacho solicitó también la presencia de los guardarruinas (cuidadores de sitios) acreditados por la Unar en las dependencias de la Dirección de Patrimonio para actualizar sus credenciales.

El comunicado se dirige a investigadores nacionales y extranjeros que tienen relación con el trabajo de impacto cultural, como consultoras, empresas civiles, militares, autoridades originarias y sociedad.

Según se informó en el Ministerio de Culturas, esta medida se aplica porque a la fecha no existe un registro sistemático de las autorizaciones otorgadas desde hace 10 años .

La Unar fue intervenida el 26 de febrero de 2010 por denuncia de malos manejos y pérdidas de patrimonio en los que presumiblemente incurrieron los anteriores administradores. El Ministerio de Culturas hace actualmente una auditoría a esa dirección y al Museo de Arqueología.

Si bien existían algunos proyectos que contaban con autorización porque empresas o personas extranjeras lo solicitaron a la Unar, éstos eran provisionales; pero otros investigadores particulares que no contaban con éstos realizaban trabajos clandestinamente. El arqueólogo Jedu Sagárnaga reconoce, por ejemplo, que estas credenciales eran extendidas por igual tanto a profesionales del área de la arqueología como a guías de turismo, guardarruinas y hasta a profesores rurales que trabajaban en las proximidades de los sitios arqueológicos.

Entre los riesgos de estas autorizaciones estaba la desorganización, porque no se sabía quién estaba haciendo (profesionales, estudiantes o albañiles) qué y, lo peor, no se conocía qué se estaba investigando. Es decir, si se sacaba muestras o si se extraía objetos patrimoniales de lugares considerados como importantes.

La pérdida de patrimonio es el riesgo más importante, aunque también la de información, ya que muchos de los extranjeros no dejaban rastros de las investigaciones que hacían.

Uno de esos casos, descubierto e intervenido por el Ministerio de Culturas en 2010, es el proyecto de una Escuela de Campo de una Universidad en Hawaii que anunciaba por internet la llegada de estudiantes extranjeros para aprender a excavar, los interesados debían pagar por esos viajes. El sitio elegido para las excavaciones era Huancarani, Oruro. Se detectó otro anuncio de una universidad argentina que promovía el mismo servicio y con fines similares.

Se ofrecía por la internet excavar en áreas arqueológicas.

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