martes, 28 de diciembre de 2010

El misterio de los últimos ritos de Tiwanaku, en la isla Pariti

Centenares de cerámicas con formas y colores sorprendentes formaron parte de ceremonias en el lago Titicaca en los últimos intentos por mantener la unidad multiétnica

Edwin Conde Villarreal

En la isla Pariti se encuentra el misterio de los últimos rituales que realizaron los tiwanacotas en el lago Titicaca, cuando hace más de mil años se registraba una sequía prolongada que afectaba a los cultivos agrícolas de la región y, a la vez, se producía una guerra civil que ocasionaba profundos cambios políticos en Tiwanaku.

Las ceremonias y rituales en la zona lacustre aumentaron —dicen los arqueólogos— en un intento por mantener el Estado magnánimo prehispánico unido en su multietnicidad.

El hallazgo de centenares de objetos arqueológicos en la isla Pariti por una misión boliviano-finlandesa demuestra que el sitio fue, al igual que el resto de las islas del lago sagrado, un importante centro ceremonial al que acudían de forma periódica grandes y pequeños mandatarios de casi todas las regiones, quienes llevaban ofrendas hechas principalmente en fina y colorida cerámica ceremonial con diferentes formas antropomorfas y zoomorfas.

Son varios los investigadores que coinciden en que la civilización de Tiwanaku producía fina y variada alfarería que era trizada en sus grandes rituales sagrados como parte de la ofrenda.

Los arqueólogos finlandeses Anti Korpisaari y Martti Pärssinen, que dirigieron las excavaciones arqueológicas entre 2003 y 2004, consideran en la obra Pariti: isla, misterio y poder que el enorme grupo de artefactos cerámicos procedía de diversos puntos, incluso sitios muy distantes como los valles interandinos o de la región del Pacífico.

Tiwanaku —como después del incario— había convertido en sagrado y ceremonial al lago Titicaca para sus propios propósitos, concluyen los científicos, luego de haber estudiado los fragmentos de objetos cerámicos hallados en la isla Pariti.

Algunos investigadores coinciden que la asombrosa y espectacular cerámica de la isla Pariti del lago sagrado, que fue ofrendada en ceremonias y rituales, fue producida en un intento final por evitar el colapso del Estado magnánimo tiwanacota.

Pero existen algunas evidencias que indican que tal colapso había empezado ya en el siglo diez de nuestra era en las regiones periféricas tiwanacotas; además, habría implicado episodios sangrientos en el valle de Azapa (Chile), donde las tumbas de la élite local fueron objeto de una devastación generalizada ya en los tiempos prehispánicos.

El arqueólogo fallecido Carlos Ponce Sanginés registró en sus investigaciones que una sequía prolongada afectó los cultivos agrícolas en 1187 y, además, una guerra civil que ocasionó cambios políticos, factores que ocasionaron la desaparición de Tiwanaku.

El grupo de cerámicas ya restauradas con formas y colores espectaculares se encuentra en los depósitos del Museo Nacional de Arqueología (Munarq). El principal repositorio permanece aún cerrado desde febrero de 2010 por una intervención de fiscalización.

La investigación arqueológica en la isla Pariti se encuentra paralizada, al igual que los demás proyectos en Tiwanaku. Durante este año que concluye no se avanzó en ninguna excavación arqueológica en el país. Ahora, los comunarios exigen la devolución de las cerámicas para ser expuestas en su museo local, en un intento por promocionar el turismo.


La nueva Ley de Patrimonio y las excavaciones

La ministra de Culturas, Zulma Yugar, anunció que en 2011 se tendrá la nueva Ley del Patrimonio, que responsabilizará también a las comunidades, municipios y gobernaciones en la conservación de los vestigios y reliquias antiguas.

La Ministra dijo que los primeros custodios del patrimonio cultural son los comunarios. “Los rastros provenientes de las civilizaciones prehispánicas, la Colonia e incluso de la República forman parte de la historia de los bolivianos”, afirmó Yugar en una entrevista anterior.

La visita de los funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) permitió conocer la urgencia de contar con un plan de manejo de Tiwanaku para reanudar las excavaciones arqueológicas.

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