domingo, 13 de febrero de 2011

El Valle de la Luna está coronado como el mayor atractivo de La Paz

Paseos: La Dirección de Turismo prevé promover estadías más largas en La Paz con ofertas más diversas para los visitantes.

En Mallasa aparece un extraño paisaje: una extensión accidentada de formaciones rocosas que se asemeja a un desierto silencioso. Se trata del Valle de la Luna, el sitio paceño más visitado por los turistas, según la Alcaldía de La Paz.

Se puede visitar este lugar desde el año 2.000, pero cuatro años después se establecieron los dos senderos, de 15 y 45 minutos, cuando la Subalcaldía de Mallasa obtuvo la administración de este valle.

También se implantaron tarifas de ingreso: un boliviano para los menores de seis años, tres para los visitantes nacionales y 15 para los extranjeros. Con estos recursos, la Subalcaldía financia el mantenimiento de los suelos, regularmente dañados por la lluvia.

Sobre la formación de este paraje, la administradora del Valle de la Luna, Lilian Chávez, cuenta que “se cree que hace muchos años había un lago que los volcanes llegaron a secar, aunque aún no se confirmó esta hipótesis”.

El sitio acogió, durante enero de 2011, a 1.164 visitantes, de los cuales 872 llegaron del exterior, 257 de Bolivia y los últimos 35 eran menores de edad. Entre ellos se notó una mayoría de turistas europeos, en particular de alemanes, franceses e italianos.

No obstante, según el momento del año, la afluencia de personas varía y hasta se duplica. La temporada alta, afirma Chávez, es de junio a septiembre —con un auge especial de visitas durante agosto—, que corresponde al periodo de vacaciones en los países de Europa. Mientras que, de diciembre a febrero, llegan más latinoamericanos por la misma causa.

La importancia de este sitio turístico impulsó a la Subalcaldía de Mallasa, el año pasado, a organizar el Solsticio de Invierno, o sea el Año Nuevo Aymara, que se celebra en junio. Esta ceremonia tradicional fue acompañada por danzas folklóricas.

Sin embargo, no es frecuente la realización de eventos especiales debido al espacio y el terreno.

Ahora se organizan más actividades para que el Valle de la Luna y otros sitios atractivos de La Paz tengan más visitantes. Por ejemplo, se proyectó crear para junio o julio próximo, un nuevo sendero de 45 minutos: “Esta vez queremos aprovechar el lado derecho, que todavía no fue tocado”, comentó la directora de Promoción Turística del municipio, Teresa Chávez.

También, dijo, se planifica la dinamización de la visita a estos sitios turísticos, y una de las ideas que da vueltas entre los administradores y las autoridades es la organización de eventos de sonido y luz en medio de estas torres de tierra.

Junto con estas iniciativas, también se pretende impulsar el turismo global de la urbe paceña. Si bien el Valle de la Luna es uno de los lugares paceños más visitados, la geografía de esta ciudad, sus museos, la arquitectura colonial y las manifestaciones culturales son parte de los sitios y actividades que atraen a los extranjeros.

Aquí llegan, según Chávez, dos tipos de turistas, unos son personas de más de 45 años que suelen venir con empresas para quedarse por una noche y dos días. Este grupo representa al 30 por ciento de los visitantes, según Chávez, mientras que el 70 por ciento restante corresponde a personas jóvenes. Estos últimos viajan de manera independiente y tienen una permanencia de entre cinco y seis días en la ciudad.

Ambos grupos visitan con prioridad el Valle de la Luna y sus preferencias difieren un poco en lo que concierne a otros sitios de interés.

En ambos casos, coinciden en visitar la basílica de San Francisco y el “mercado de las brujas” para admirar los productos que forman parte de la identidad cultural boliviana.

Para observar la típica topografía paceña, los dos segmentos acuden al mirador de Killi-Killi por su ubicación céntrica, pero sólo los jóvenes van hasta los de Pampahasi y de Cotahuma, que se encuentran más alejados del centro de la ciudad. En lugar de eso, los mayores eligen pasar más tiempo en la red de museos municipales de la calle Jaén. En el caso particular de los europeos, dice la Directora, dan mucha importancia a la historia.

Entre 2005 y 2010, La Paz acogió a 60.000 turistas. Hoy en día, alrededor de 270.000 personas acuden a la capital más alta del mundo cada año.

Aún quedan muchas tareas por llevar adelante, por ejemplo, según Chávez, se quiere establecer servicios de atención al turista en el mirador de Killi-Killi, como una cafetería y una sala de interpretación para hacer conocer la historia del sitio. También se prevé construir en la calle frente al “mercado de las brujas” un espacio que incluirá una sala de exposición donde se realizará diferentes eventos culturales.

“La Paz se convertirá difícilmente en una ciudad de turismo masivo, por eso hay que trabajar en alargar las estadías”.

Habrá una nueva política turística

La Alcaldía de La Paz trabaja en la elaboración de una Estrategia de Desarrollo Turístico de donde, se prevé, surgirán las políticas necesarias para desarrollar el potencial turístico paceño en los aspectos patrimonial, cultural, natural, artístico y arquitectónico.

Esa estrategia, que desarrolla la Oficialía Mayor de Promoción Económica a través de la Dirección de Promoción Turística, será incluida en el nuevo Plan de Desarrollo Municipal (PDM) para que se pueda prever los recursos económicos.

Este trabajo permitirá obtener una visión en el mediano plazo que permita impulsar el desarrollo del potencial turístico paceño en los ámbitos natural, cultural, patrimonial, artístico y arquitectónico.

Según el municipio, este documento brindará las herramientas para mejorar la gestión pública del turismo paceño y la articulación público-privada del sector, comprometida a impulsar esta actividad económica como puerta de ingreso a Bolivia.

A partir de este estudio también se podrá potenciar y desarrollar las oportunidades y fortalezas de La Paz con el objetivo de hacerla competitiva en el mercado nacional y regional, aprovechando sus recursos turísticos, promoviendo la calidad de sus servicios turísticos públicos y privados, y posicionándola como destino turístico seguro con el esfuerzo mancomunado interinstitucional y la articulación público-privada.

En este contexto, durante este mes, el personal de las subalcaldías y direcciones municipales que está involucrado con la actividad turística, participará en talleres donde se socializarán diferentes proyectos, actividades en los barrios y las necesidades urgentes en lo que al turismo se refiere.


Vanessa Scott

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