domingo, 1 de mayo de 2011

El turismo espacial cumple una década y proyecta masificarse

Dennis Tito es un pionero envidiado pero no seguido por muchos porque su hazaña fue compleja, costosa y todavía difícil de repetir.

Hace exactamente una década, el multimillonario estadounidense se convirtió en la primera persona en hacer un viaje al espacio como turista. Se estima que por los ocho días que pasó orbitando el planeta, Tito pagó unos 20 millones de dólares con los que convenció a la agencia espacial rusa para que le lleve en una de sus naves.

La estadounidense NASA, para la que había trabajado Tito como ingeniero aeronáutico antes de formar su empresa, se había negado a llevarlo alegando que no tenía el entrenamiento apropiado de astronauta.

Pero pasada una década, el turismo espacial dista mucho de ser un fenómeno de masas: sólo seis personas han seguido el ejemplo de Tito .

Boletos a millón

Uno de ellos es el multimillonario británico Richard Branson, quien ha creado una empresa dentro de su grupo “Virgin” con ese objetivo. Con “Virgin Galactic” espera estar vendiendo boletos para el espacio dentro de dos años.

Y una empresa rusa incluso ha anunciado planes para construir un hotel orbital. “Yo espero que decenas de miles de personas puedan experimentar lo que yo por el 5% del costo”, dijo Tito y aventuró un plazo de diez o 20 años para que eso ocurra.

Usando las matemáticas de Tito, el pasaje al espacio exterior costaría “tan poco como un millón de dólares en dinero de hoy”. Cierto que con la devaluación y la inflación, un millón de dólares de hoy no tendrá el mismo poder de compra en diez años, pero con seguridad todavía seguirá siendo una suma respetable que mantendrá a la distancia los sueños espaciales de muchos.

Tito aseguró que si para ir en el viaje hubiera tenido que gastar todo podría seguir viviendo de la seguridad social el resto de su vida y “todavía ser feliz porque había logrado lo que quería”.

Hoy, diez años después, Tito, quien incluso habría sido capaz de invertir su fortuna entera en ir al espacio, recuerda su viaje con nostalgia. Para él, el momento más emocionante fue cuando la gravedad llegó a un punto cero: “a los ocho minutos y 50 experimentas el último de los tres G (puntos de gravedad) y entonces la gravedad cero, cuando el motor se apaga. Definitivamente ese es el momento más espectacular de todo el viaje”.

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