martes, 17 de mayo de 2011

La abandonada Joya del “Chito”

Era un hotel de lujo en las puertas de la amazonia | La fortaleza de los famosos, cuyo propietario era el exprefecto de La Paz, parece un dinosaurio abatido

El hotel de Alberrto ‘Chito’ Valle está trepado en aquel monte oscuro”, me dice Yori Sosa Cáceres, el muchacho que maneja la lancha metálica que viaja por el río Beni y que a esa hora del día, a las 11:00, parece una serpiente achocolatada moviéndose por un horizonte que se topa con un cielo atormentado por nubes de vientre amarillo.

Hace una semana que cae una lluvia intermitente y el agua del río Beni se ha desbordado. Los pueblos de Rurrenabaque (Beni) y San Buena Ventura (La Paz) que están separados por los 50 metros de ancho del río, han soportado la avalancha de un lodo que se ha metido en sus calles y también en sus intimidades. “Las letrinas están colapsadas”, me dijo una mujer un día antes de navegar en este deslizador metálico, desde donde puedo ver un monte oscuro y donde, según Yori Sosa, se encuentra el hotel mitificado por comentarios que pocos saben si son ciertos. “Yo he visto lo que pasaba ahí adentro”, asegura el muchacho, y me lo imagino mirando con esos sus ojos negros. “¿Qué has visto ahí adentro Yori?”.

PARAÍSO DE PLACER

El hotel ecológico Jatauba Lodge, que era de propiedad del exprefecto Luis Alberto Valle, que gobernó La Paz entre 1997-1999, se encuentra en el municipio de San Buena Ventura, a dos kilómetros de Rurrenabaque y ahí solo se llega en bote a través del río Beni. En Rurrenabaque, como en San Buena Ventura, corren comentarios que a la gente de a pie le parecen cuentos mitológicos.

Hay quienes dicen que el hotel fue construido con material que fue transportado en vehículos del Gobierno departamental, que existe una catarata en medio del hotel, que en esa jungla tropical se hospedaron estrellas de Hollywood, que fue la capital del hedonismo con sus espacios para atizar el jolgorio y también para encontrar un momento apacible bajo el encanto del trinar de las aves y el murmullo eterno de los árboles.

Muchos de esos comentarios que pasean por los rincones de ambos pueblos han sido aterrizados por testimonios y declaraciones que surgieron al calor de la leyenda. En diciembre de 2009, por ejemplo, la Prefectura de La Paz inició gestiones para embargar el hotel, como forma de pago y recuperación de 293.000 dólares que Chito Valle supuestamente pagó a una empresa que no realizó una obra prefectural. La Directora de Procesos Contenciosos de la sede de Gobierno, Eulogia Pantoja, denunció en aquel momento que el Jatauba fue construido con material llevado desde La Paz en vehículos oficiales y que la catarata que pasa por medio del hotel les fue quitada a los pobladores.

En septiembre del año pasado, indígenas del oriente tomaron el hotel de Chito y pidieron volver a tener acceso a la catarada, que baja a tropel en medio de la construcción hotelera. Los dirigentes señalaron que, aplicando la nueva Constitución Política del Estado, los recursos naturales son de propiedad de los pueblos indígenas, por lo que solicitarán al gobernador paceño colaborar para la aprobación de una ley que les permita administrar al Jatauba, que es considerado puerta a la amazonia boliviana por el norte paceño y que desemboca en el parque Madidi.

La lancha metálica llega a la orilla del río y, si uno mira hacia arriba, lo primero que ve es una garita construida en la copa de un árbol. Más arriba están las nubes oscuras que amenazan con tumbar el cielo. En ese instante negro, el motorista del deslizador revela que trabajó para Chito Valle como piloto de la lancha cargada con pasajeros de primer mundo.?“Desde Rurrenabaque hasta el muelle del Jatauba Lodge trasladé a Brad Pitt, a Harrison Ford y a políticos y empresarios del país y de afuera, esos que salen en los canales de televisión y llenan las páginas de sociales de los diarios”, dice Sosa y remata: “Aquí era el paraíso del placer”.

Él pide que le crea lo que está diciendo. Es que el Jatauba, afirma, no es ni la sombra de aquel lugar espectacular donde los problemas cotidianos dejaban de existir tras cruzar el portón de madera que ahora está cerrado con tres candados y una cadena como la que usan para remolcar un tráiler.

Entrar sin meter la llave

Pero entrar no es el problema. En el alambrado que existe al lado del portón hay un boquete abierto por donde uno puede meter la cabeza y después el resto del cuerpo. Ya adentro hay que sortear un obstáculo mayor. Cruzar un puente colgante de cuatro metros de largo. Las tablas están partidas y mojadas, pero a brincos se puede cruzar y desde el otro lado del puente se abre paso una infraestructura en decadencia, jurásica, consumida por el viento húmedo y por las aguas que caen de las nubes negras y de la catarata que pasa justo por en medio del hotel. El paisaje que se dibuja al frente es el siguiente: casitas de madera colgadas del cerro y que desde abajo parecen flotar en el aire. Pero están soportadas por una estructura de madera, tipo zancos, y a cada habitación se llega por un puente enclenque, porque el tiempo y la falta de mantenimiento está pudriendo la madera virgen del que está hecho.

Para conocer el hotel hay que arriesgarse. Eso significa caminar agarrándose bien de los travesaños de ese puente ‘aéreo’. Abajo están las copas de los árboles y las piedras, y el ruido de las aguas que acompañan siempre.

Aquello era una fiesta cuando el hotel estaba en perfecto estado, es decir, hasta antes de 2007, cuando Chito Valle aún no había sido detenido acusado de corrupción durante sus funciones como prefecto de La Paz. Ahora el piloto de las celebridades solo añora. “Desde aquí yo podía ver a las mujeres en biquini”, dice y apunta a la piscina natural que está en la falda del hotel y llena de un agua verde y sucia, apestada por larvas de mosquitos y un olor a cosa vieja.

A la piscina cae el agua que baja de la cascada y sobre ella flotan salvavidas de color naranja y a un costado hay un bar construido artesanalmente con madera rústica. Dentro del bar cuelgan seis copas empolvadas. El piso, de cerámica, desportillado e invadido por una maleza que también trepa por las escaleras que nacen en la piscina y que llevan al restaurante y luego a las cabañas donde estuvieron hospedadas celebridades que llegaron y se fueron en silencio.

“Aquí se servía cerveza y vino, Amarula y coñac”, dice Yori Sosa, el muchacho que apenas ha tomado unos vasos de soda cuando Chito Valle le daba las gracias después de hacer llegar a buen puerto a sus huéspedes de lujo.

Por eso, cuando vio la botella de wiski debajo de una mesa del restaurante del hotel, se sacó la polera y la limpió con buenos modales y dijo: “Este trago me lo beberé de a poquito”.

Fidel Barba Limpias, editor del departamento de prensa de la Alcaldía de Rurrenabaque, también recuerda. Recuerda, por ejemplo, que el hotel de Chito era un lugar reservado, tipo fortaleza, al que iban solo los que eran invitados o previa reserva anticipada. También recuerda que los huéspedes llegaban en avioneta a la pista de Rurrenabaque, de ahí se dirigían al pueblo por tierra y luego se subían a un deslizador para navegar el río Beni y anclar en el mismísimo hotel ecológico Jatauba Lodge
Yori Sosa Cáceres, comandando la retirada, después de encender el motor fuera de borda del deslizador metálico, se asegura que la botella de wisky, que apenas da para dos sorbos, esté en el bolsillo de su chaqueta. “Voy a beberla directamente del pico, presiento que en ella ha puesto sus labios Angelina Jolie”, dice, y el motor brama y la garita parapetada encima de la copa de un arbol sigue inmóvil, custodiando el exhotel de Chito Valle que está trepado en un monte que desde afuera parece oscuro, oscuro como una noche sin nada de luna.

Del confort a una celda

El exprefecto paceño Alberto ‘Chito’ Valle, fue detenido en agosto del 2010 en la ciudad de Lima (Perú). Luego fue trasladado a La Paz en un avión de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB).


La justicia boliviana lo acusa de haber malversado al menos 17 millones de dólares de recursos del Estado y lo ha recluido en la cárcel de Sucre.


En septiembre, Valle fue recluido en el penal de San Roque de la ciudad de Sucre, donde esperará el desarrollo del juicio de responsabilidades en su contra.


La estadía de ‘Chito’ Valle en San Roque es una verdadera muestra de las ironías de la vida. En el penal hay una placa con su nombre, porque cuando era autoridad contribuyó a la construcción del muro que rodea la manzana donde está la cárcel. Hoy,comparte una habitación con dos presos que lo alojan y le permiten instalar su televisor. Como médico, solicitó permiso para contar con un estetoscopio y un tensiómetro para atender problemas de salud de sus compañeros.


Valle es yerno de Hugo Banzer y famoso por la venta de autos del estado a precio de chatarra y por montar una ‘lujosa’ alcoba en su despacho.

los casos que se le siguen

Chitochatarra


Se trata de la venta de un lote de vehículos de la ex- prefectura paceña como si se tratara de vehículos en estado de chatarra (material inservible). Una investigación, a cargo de la empresa Etranali, determinó que este negociado provocó una pérdida de al menos nueve millones de dólares, por lo que se abrió causa a varios excolaboradores del exprefecto, mientras que a él se le detectó responsabilidad administrativa.

Caso Fademin


Se trata de la compra de terrenos y equipos del ex banco minero por un valor de $us 7.177.964 una cifra subvaluada. Una parte fue transferida a la Fundación de Asistencia y Desarrollo de la Minería (Fademin), por el valor de $us 170.000. La Fiscalía determinó que se cometieron tres delitos: resoluciones contrarias a la Constitución, conducta antieconómica y uso indebido de influencias.

La Cuisine


El ex prefecto de La Paz ¡compró de la empresa de su concuñado, Enrique Vargas Delos, un lote de muebles para la ex prefectura por un valor de 812.978 bolivianos. La Contraloría determinó que se incurrió en una malversación y emitió el informe EL/EN15/000. En ese documento se mencionan indicios de responsabilidad penal.

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