domingo, 3 de julio de 2011

El Fuerte de Samaipata muestra su debilidad

A nueve kilómetros de Samaipata reposa un coloso. Inmóvil soporta los golpes de los fuertes vientos a 1.920 metros de altura a nivel del mar. No se defiende de los hongos que ya lo cubren por completo y espera paciente que las autoridades se pongan de acuerdo para proteger su fragilidad.
Abajo suyo, un pueblo se alimenta con su exposición y explota con pecho inflado las estampas de los que estuvieron primero. Cada año miles de gringos y turistas nacionales repasan los tallados que culturas antiguas hicieron sobre su cuerpo constituido de roca arenisca. Todos se fascinan con la belleza del Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.
Mientras tanto, El Fuerte de Samaipata muestra su lado más débil. El arqueólogo residente Richard Alcázar de La Fuente admite que los recursos destinados a la conservación del sitio no son suficientes y alerta sobre los peligros que amenazan al sitio arqueológico más importante de Santa Cruz.
Esto, al tenor del ultimátum que dio la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), hizo a Bolivia, para frenar en un año el deterioro del Cerro Rico de Potosí, en peligro de desplome, y la abandonada ciudadela prehispánica de Tiwaunaku, ambos catalogados también como patrimonios de la humanidad.
Los aportes que hacen el municipio de Samaipata, la Gobernación de Santa Cruz y los réditos propios del Centro de Investigación Arqueológico de Samaipata (CIAS) son insuficientes para evitar la erosión de la roca por diferentes agentes que destruyen silenciosamente el centro ceremonial y administrativo prehispánico.
De Alcázar señala que para determinar un monto exacto de lo que se precisa para mantener al gigante, primero se tiene que hacer un diagnóstico científico que está pendiente desde hace dos años.
En noviembre de 2009 la Unesco ofreció $us 15.000 para que un equipo de especialistas se encargara de detener el deterioro de la roca, un año después la Gobernación de Santa Cruz dispuso de $us 30.000 para complementar el proyecto, pero una observación del Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo detuvo las tareas hasta hoy. En aquella oportunidad, la entonces ministra de Culturas, Zulma Yúgar, dijo a EL DEBER que la causa fue la mala redacción de un documento firmado por el municipio de Samaipata y que no obedecía a la mala voluntad del Gobierno.
Escenas trató de consultar sobre el tema al actual director general de patrimonio cultural dependiente del Ministerio de Culturas, pero se excusó de referirse sobre el tema.
Un estudio exhaustivo debe identificar las amenazas a las que está sujeto el monumento y definir las alternativas para detener su deterioro.
“Al ser arena sedimentaria (compactada) la roca es deleznable, es por eso que cuando se humedece se puede tallar con una uña. El viento hace que ocurra una desgranación natural del sitio que pone en peligro de desgaste los tallados que están en la superficie. Las lluvias crean agrietamientos en su interior, pues la roca tiene poros, cuando hace frío el agua se cristaliza y dilata estas aberturas”, explica el arqueólogo.
El experto hace una comparación que ejemplifica la necesidad. “Para la conservación del monolito Benett en Tiwanaku, que tiene el mismo tipo de material (arenisca roja), se destinó $us 55.000. Hay que resaltar que el monumento de La Paz tiene siete metros de alto por 1,10 cm de área, El Fuerte de Samaipata tiene 18.000 metros m2”, puntualiza.
Los ronquidos del coloso, mientras sigue su espera, acompañan los trabajos en la construcción de la segunda fase de la infraestructura que se levanta a su alrededor desde 2006.
Al Centro de Atención Turística y las pasarelas hechas de eucalipto y tajibo, se suman un anfiteatro hecho de piedra y la ampliación de los puentes que tiene una inversión de Bs 360.000, según Paola Parada, secretaria de Educación, Cultura y Juventudes de la Gobernación.
Según los reportes del CIAS, cada año El Fuerte recibe Bs 450.000 del cobro por el ingreso a las ruinas. Estos recursos son destinados al pago de los empleados (8) del SIAS, y a cubrir el gasto de los servicios básicos y los proyectos de investigación. Su responsable estima que se necesita al menos Bs 1 millón para cuidar un monumento como el que durme a la intemperie.

En detalle

- En 1998 la Unesco declaró a El Fuerte de Samaipata como Patrimonio de la Humanidad.

- La piedra es considerada la más grande del mundo, pues tiene una extensión de 220 metros de largo x 60 metros de ancho. Está a 120 km de la ciudad de Santa Cruz.

- Se encuentra ubicada en las primeras estribaciones andinas, a 1.670 metros de altitud sobre el nivel del mar.

- Las culturas antiguas esculpieron figuras enfatizando las víboras y pumas así como las vías acuíferas y pozos, asientos triangulares y rectangulares, nichos en bóvedas, entre otros detalles que son la atracción de estudiosos, universitarios y público en general que visita la roca.

- En 1952 se declaró monumento nacional, en 1974 se promulga un decreto supremo para la creación de Centro Investigación Arqueológica de Samaipata (CIAS), en coordinación con el municipio, la Prefectura y las universidades.

- Para obtener mayo información del lugar se puede contactar con el 394-46065 o escribir a la dirección: ciaselfuerte@cotas.net

Aprovechan el solsticio para promover el turismo
En 2000, cuando Paz Padilla era el encargado de Turismo y Cultura de la Prefectura del departamento se creó el Encuentro de Culturas, que se celebra en El Fuerte de Samaipata junto al solsticio de invierno, para dar más movimiento turístico al municipio.
Según Padilla, se buscó una justificación histórica para la celebración. “Supimos que había un litigio pendiente entre el pueblo guaraní y la corona española, esta guerra entre ambos pueblos se mantenía vigente y un buen día los guaraníes solicitaron a la corona su ayuda para un proyecto, pero el rey condicionó su colaboración a un armisticio, ese pacto nunca se firmó”, relata Padilla.
A modo de aprovechar este hecho, Padilla junto al arqueólogo Omar Claure y Wálter Guzmán constituyeron el encuentro entre los pueblos de tierras altas y bajas, para simbolizar la unión de los pueblos y el fin de la guerra. “Invitamos a un amauta y a un cacique para que realizaran un ritual”, detalla Padilla.
Luego, la iniciativa recibió el premio Príncipe de Asturias y la celebración tomó relevancia. “Ahora hay cosas raras que están motivadas por la política en el festejo, que no es más que una fiesta común y el recibimiento del nuevo sol”, dice Padilla.

El museo expone los tesoros de El Fuerte
Salas de exposición museológica contienen cinco ambientes, cuatro con 480 piezas en cerámica, 400 líticas (piedras), 200 en maderas y 50 en metales. Los objetos arqueológicos pertenecen a las culturas antiguas que habitaron los valles cruceños como la Chané, la Guaraní, Inca, la Omereques y la Mojocollas.
Los objetos expuestos son diferentes utensilios domésticos como urnas, vasijas, etc. y armas de guerra, como proyectiles.
También hay una sala donde se muestra el arte rupestre (pinturas) de la zona.
El costo del ingreso al museo da derecho a visitar el área ecológica donde se encuentra la roca tallada. El precio es de Bs 25 para adultos y Bs 10 menores. Los extranjeros pagan Bs 50. Para hacer el recorrido con guías al sitio arqueológico se cancela Bs 60. Los taxis cobran entre Bs 60 y Bs 70 ida y vuelta a la roca, para cinco pasajeros.
El museo fue reacondicionado recientemente cumpliendo las normas internacionales de museología, por ejemplo, una medida establece que no se permite tomar fotografías a las piezas.
El sitio describe todo en un orden cronológico de los periodos en los que las diferentes culturas habitaron la zona.
Es administrado por cuatro empleados y el arqueólogo Richard Alcázar de La Fuente (foto) es su responsable.

El dinero debería ir a la conservación
Omar Claure | Arqueólogo

Estoy completamente preocupado por el estado del sitio arqueológico más importante de Santa Cruz y el segundo de Bolivia, después de Tiwanaku.
Como se trata de una roca arenisca, corre el peligro de deteriorarse fácilmente.
No estoy de acuerdo con que se le siga cargando pasarelas y miradores al lugar, porque no se ha consultado con expertos sobre el impacto que esto tiene para un sito arqueológico, pero como se quiere promocionar el turismo no se miden las consecuencias.
Ese dinero debería de invertirse en la preservación y la investigación del sitio, antes de que se siga deteriorando.
Cuando se trata de llevar un trabajo científico profesional, las autoridades, como son personas incultas, no valoran la pertinencia de esto. Hace 10 años hicieron que abandonara un proyecto porque dijeron que estaba buscando oro.
Veo que la roca está cubierta de hongos, lo que es tremendamente perjudicial al sitio, lo está destruyendo, pues convierte a la arena dosificada en tierra. Claro que hay hongos destructores y protectores, los de color negro le dan protección, pero los hongos blancos arruinan el lugar.
Un experto ofreció una alternativa que era combatir esta plaga con un cal especial, que hay en una cantera de Sucre, ya que tiene un PH que puede neutralizar estos organismos.
Hay que tener cuidado con el tratamiento que se hace actualmente al lugar porque utilizan herbicidas que no están avalados por un conservador, tal vez puede acelerar el proceso de deterioro.
Con respecto a la celebración del solsticio, es una fiesta inventada para llamar turistas que ahora es utilizada para fines políticos. En Santa Cruz jamás hubo presencia de la cultura aimara, solo de los quechuas (los incas). Hay que dejarlo claro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario