domingo, 24 de julio de 2011

Tras los muros franciscanos

Una estructura de estilo colonial, se ubica en uno de los sitios más concurridos del centro cochabambino desde hace 430 años: la iglesia y convento de San Francisco. Actualmente es dirigida por el fraile de nacionalidad española, Carlos Folgado (75), quien como primera autoridad del lugar considera entre sus propósitos principales refa- ccionar las áreas dañadas de la histórica estructura de la iglesia.

Su frontis está en la calle 25 de Mayo, entre Heroínas y Bolívar. A lado de la puerta principal sobresale una espadaña (torrecilla) que es la construcción más alta que existe en todo el espacio que ocupa la iglesia. Según el Fr. Folgado, por normativa municipal, los edificios que rodean la Orden Franciscana no deberían ser más altos que la torrecilla, pero la mayor parte de las construcciones infringen esta regla. “Se construyeron hoteles, heladerías y residencias más altas de lo debido, sin dar el respeto que merece a este lugar sagrado”.

Muchos hallan atrayente la estructura de la iglesia San Francisco, pero pocos conocen la infraestructura donde residen los franciscanos. Con la mayor de las satisfacciones Fr. Folgado nos abrió las puertas del convento y describió a detalle el interior de la iglesia durante un recorrido por sus instalaciones.

“PECES FRANCISCANOS”

La entrada al convento dirige al patio central, un espacio cargado de árboles, arbustos, flores, todos ubicados estratégicamente para hacerlos atractivos a la vista (incluso en invierno). Exactamente en la parte central de este espacio verde, destaca una fuente de agua de prototipo arabesco. Bajo la premisa: “no existe una persona que sea igual a otra”, la peculiaridad de la fuente es que en su interior existen cerca de 100 peces y cada uno es diferente al otro.

Los peces de la fuente deslumbran por su variedad en colores y especies (irrepetibles), pero la fastuosidad de estos animales acuáticos se ve amenazada por un revoltoso Martín pescador. Muy seguido, pero especialmente en primavera, un ave de unos 20 cm que tiene el pico ligeramente alargado, se posa expectante cerca de la fuente aguardando el momento indicado para lanzarse al agua, atrapar con el pico a los “peces franciscanos” y alimentarse de ellos. “Tenemos que estar al pendiente de que no se robe a los peces –con un tono de impotencia- ese pájaro es un dolor de cabeza” asegura Folgado.

La fuente es limpiada con una periodicidad de 15 días, pues un problema adicional son las palomas, que a menudo hallan apropiada el agua donde están los peces para lavar su plumaje e incluso hacer sus necesidades.



La misma está rodeada de dos decenas de flores de loto, éstas son plantas acuáticas con grandes hojas flotantes que florecen entre julio y septiembre. Fr. Folgado se muestra admirado por la existencia de un jardín lleno de frescura en un lugar tan congestionado y concurrido como lo es el casco viejo de Cochabamba, que es mantenido por los hermanos franciscanos.

DE LA MANO CON LA NATURALEZA

Si existen lugares donde la naturaleza es útil e indispensable, uno de ellos es el patio central del convento, puesto que ahí existe un área destinada al cultivo de plantas medicinales y alimenticias. Mientras Elsa, la cocinera del convento, adereza sus preparaciones con perejil, cilantro, y quirquiña, los hermanos franciscanos encuentran el remedio perfecto a sus malestares en plantas como la manzanilla, limón real, sábila, etc. Todas cultivadas en el convento. Es menester destacar que reducen el gasto de energía eléctrica usando paneles solares para calentar el agua cuando es necesario. Por otra parte, el agua que abastece a la iglesia proviene de un pozo propio que contiene 10 mil litros de agua. Por lo tanto el proceso de saneamiento del líquido elemento depende de equipos propios del convento y no mantienen ninguna relación con Semapa.

En la planta baja del convento está la biblioteca, la sala de reuniones, el comedor, la cocina y las gradas con nexos verticales. La planta superior tiene una baranda de madera que delimita el corredor y las habitaciones. En la parte posterior del convento está un segundo patio donde está una cancha multifuncional y cuartos de lavado.

CASTIDAD, POBREZA Y OBEDIENCIA

De momento el convento alberga a 10 estudiantes que cursan los últimos cuatro de nueve años de estudio para ordenarse como sacerdotes. El primer año la orden franciscana envía a los hermanos a Alto Beni, el segundo año realizan sus estudios en Copacabana, Sucre es el destino del tercer año, dos años adicionales están en Santa Cruz y concluyen su preparación en Cochabamba.

Las edades de los hermanos franciscanos oscilan entre los 22 y 26 años; todos provienen de distintos departamentos de Bolivia. De momento cursan la carrera de Teología en la Universidad Católica Boliviana, que tiene una duración de tres años y una vez concluidos sus estudios realizarán un año de pastoral.

La obediencia es un principio de vida, por tal motivo cada hermano tiene asignados dos días específicos de la semana para realizar trabajos en carpintería, cuero y atención a la sacristía. Los beneficios de estos trabajos contribuyen económicamente al convento.

VANGUARDIA AL DÍA

Los corredores perimetrales del convento tienen sensores que activan la iluminación de manera inmediata ante cualquier señal de movimiento. Las luces se encienden automáticamente durante cinco minutos incluso cuando alguien transita por estos pasillos.

De manera anecdótica Fr. Folgado cuenta que a menudo las luces se encendían y todos quedaban espantados al evidenciar que no había nadie transitando por los pasillos. El miedo de los hermanos franciscanos terminó cuando descubrieron al enigmático ser: “era el gato negro de la iglesia -afirma sonriente- fue un alivio haberlo descubierto”.

Por otro lado, se tiene un exhaustivo cuidado con las conexiones eléctricas en toda la iglesia para mantenerla segura de peligros internos y externos. El retablo del altar es un elemento bastante significativo que fue tallado en madera de cedro y está dorado a la hoja.

En definitiva, es lo primero que la gente distingue al ingresar a la iglesia, por tal motivo todas las instalaciones cercanas no tocan en absoluto la estructura del mismo. El material sobre el que fue diseñado es inflamable y un descuido mínimo puede ocasionar daños irreparables.

La actualidad va de la mano con los hermanos franciscanos. En la planta baja del convento está la biblioteca y cada mes se adquieren nuevos libros para mantenerla actualizada. Asimismo cada uno de los 10 hermanos tiene una computadora a su disposición, “no se puede concebir la universidad si no tienes a mano una”, asegura Folgado.

VIDA COTIDIANA

Los ingresos económicos que tiene la iglesia de San Francisco vienen de la venta de objetos hechos por los hermanos. Además de las limosnas, los franciscanos cobran un alquiler mensual a las tiendas que están a sus alrededores y de las que obviamente la Congregación es propietaria.

La Iglesia de San Francisco realiza celebraciones eucarísticas a diario. Iniciando la jornada, a las ocho de la mañana, en la Capilla de la Virgen de Altagracia, que está dispuesta a lado dere- cho de la iglesia; la imagen de la virgen se halla en un altar privilegiado ya que tiene dos hornacinas (cavidades) neoclásicas a ambos lados. Por la noche, a las siete, la misa es celebrada en el presbiterio principal.

Sin lugar a dudas, las continuas refacciones y mejoras que se realizan en el convento e iglesia de San Francisco hacen que este monumento sea un lugar atractivo de culto religioso y además una auténtica simbiosis entre el arte neoclásico y la vanguardia.

Aposento bendito visita juan pablo ii en 1988.



Un hecho memorable para los franciscanos y para Cochabamba fue cuando el Papa Juan Pablo II oró y se hospedó en el convento. La ubicación de la habitación en la que se alojó fue cuidadosamente seleccionada.

Por un lado, el cuarto está en la parte superior y central del convento; “si arrojaban una bomba el impacto en este sitio sería mínimo”, argumenta Folgado. La habitación está hecha íntegramente de adobe, material que tiene la particularidad de mantener los ambientes calientes en invierno y frescos durante el verano.

Un pequeño estudio está dispuesto al ingreso, más al fondo ésta el cuarto de baño y una cama. Los mobiliarios de la habitación fueron renovados, excepto la cama y el escritorio. Este sitio es ocupado desde hace dos años por el Fr. Carlos Folgado.

En pocos días se pondrá una plaqueta en la puerta de esta habitación, y la frase que tendrá grabada, según Folgado es: “en recuerdo de su santidad Juan Pablo II que se hospedó en estos aposentos”.

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