lunes, 31 de octubre de 2011

Patrimonio Reconocen la Ichapequene Piesta

Largo ha sido el camino para lograr que la Ichapequene Piesta de San Ignacio de Moxos (Beni) al fin sea declarada como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de Bolivia, tal como lo respalda el texto de la Ley 172, promulgada el 20 de septiembre de 2011.

La capital moxeña es dueña de un rico legado producto de 321 años de mezcla cultural de los nativos casaveonos, tapimonos, coriyrionos, cañacures o canacurees y punuanas o paunanas con el saber que importaron desde Europa los discípulos de Ignacio de Loyola de la Compañía de Jesús.

Está documentado en el libro Historia de Moxos, de José Chávez Suárez, el informe del jesuita Eguiluz en la inauguración del templo en el primer asentamiento de San Ignacio, en 1694, cerca de los arroyos Seveyuni y Canoa y del río Sénero.

“La construcción de la iglesia de tres naves, de 180 pies de largo por 90 de ancho, precedieron a la procesión más de 100 bailarines con disfraces de diversos animales de la selva. Forma particular de demostrar su alegría que se ha conservado en los pueblos de Moxos, en especial para la celebración de ciertas festividades religiosas”, anota Chávez.

San Ignacio de Loyola fue la tercera misión jesuítica establecida en los llanos de Moxos y la primera más allá de la orilla occidental del río Mamoré. Sus fundadores fueron los curas Antonio de Orellana y Juan de Espejo y el hermano Álvaro de Mendoza, el 1 de noviembre de 1689.

Años después, en 1743, fue trasladada a 15 kilómetros al noroeste, muy cerca de la laguna Isireri, lugar que en la actualidad ocupa. La causa del cambio de lugar fue una epidemia de viruela y sarampión que casi diezmó la población.

El encargado del traslado fue el padre jesuita Bartolomé Bravo y su colega Claudio José Fernández. El templo de la nueva localidad comenzó a edificarse en 1744 y fue concluido en 1751, es decir, es el único que queda en pie construido por los acólitos de la Compañía de Jesús.

San Ignacio es la única misión donde los indígenas perpetuaron los conocimientos adquiridos durante la época jesuítica, conservando las danzas, la música barroca y muchas de las costumbres. Esto fue posible gracias a la organización que adoptaron los indígenas desde la época misional, pues ellos encabezaron la organización de la fiesta patronal y también fueron los animadores de las diversas danzas que surgieron de este mestizaje cultural.

Llegado el siglo XX los curas fraciscanos Estanislao de Marchena y Alfonso Elorriaga fueron grandes impulsores de la cultura moxeña, tanto en la restauración del templo como en el impulso para que las danzas no se pierdan.


Por todo esto, con justedad en 1975 fue declarada Capital Folclórica del Beni, título que fue oficializado mediante la resolución Nº 06/2000 del 30 de marzo de 2000 del Consejo Departamental de Beni, a iniciativa del entonces consejero por la provincia Moxos, Luis Rivero Parada.
Acerca del título de capital folclórica, Rivero Parada dio detalles de ese trascendental hecho, pues se trató de un festival departamental desarrollado en Trinidad con motivo del Sesquicentenario de independencia del país.


“Como director de cultura de la comuna, junto a la subdirectora, Melvy Selum de Bravo, escogimos un grupo de alumnos de la escuela de indígenas, hoy Estanislao de Marchena, para que interpreten varias danzas que salían la víspera de nuestra fiesta patronal.

La presentación fue un éxito porque cautivamos al jurado en la primera noche”, manifestó Rivero.


Pero hubo una sorpresa en dicho evento, porque la noche final los organizadores decidieron que solo entregarían los premios a danzas y no a varios bailes.


“Sobre la marcha improvisamos la presentación, se anunció que sería un ‘ramillete folclórico’ donde salía un achu con su chasquero o fuegos artificiales, le seguían los macheteros y luego la luna y el sol, las panderetas, toritos, ciervos, un japutuqui y otros; igualmente nos metimos al bolsillo al jurado, que nos dio el galardón que desde entonces conservamos con orgullo y que varias veces nos lo han querido cuestionar”, añadió Rivero.


Además, desde los años 70, cuando se abrió el camino La Paz-Trinidad, que pasa por San Ignacio de Moxos, aumentó considerablemente la afluencia de turistas a escala departamental y algo de visitantes nacionales, consolidando esta fiesta como la más importante de Beni.
También la presentación del conjunto folclórico de los macheteros en Chile, cuando era cónsul general de Bolivia en ese país Herman Antelo, aumentó la fama de esta fiesta patronal más allá de nuestras fronteras.


En los años 90 nació la idea de presentar como candidata a Patrimonio Cultural de la Humanidad estas expresiones, pero frenaron la iniciativa la falta de un verdadero comité que ordene la información y que gestione el apoyo de parlamentarios nacionales para que sea aprobada una norma que la designe como parte de los bienes culturales nacionales.


Ahora, la Ley 172, recientemente aprobada por el Gobierno, defiende el derecho de San Ignacio de Moxos para preservar y promocionar sus ritos, danzas, vestimentas, música y demás expresiones culturales propias de esta festividad, la Ichapequene Piesta, que se desarrolla del 30 de julio al 2 de agosto.


La norma también compromete recursos económicos y técnicos necesarios para la conservación de la fiesta, encargando a la Gobernación de Beni, a la Subgobernación de Moxos, así como al Corregimiento, Alcaldía y al Gran cabildo Indígena de San Ignacio de Moxos dar cumplimiento de la organización, preservación y difusión de esta expresión cultural.

Las danzas folclóricas

- Los Macheteros o Chirípierus de San Ignacio son los más representativos de la festividad mayor de la capital folclórica de Beni.

- También son parte de la expresión cultural los Achus o Ichasianana, junto a la pareja del Sol y la Luna o Sacheana.

- Tampoco se olvida al Tintiririnti, que es el jinete que anuncia la llegada de la fiesta montado en su caballo, que recorre las calles de la plaza el 30 de julio al mediodía.

- En la gran procesión de San Ignacio de Loyola de la víspera de la Ichapequene Piesta se puede apreciar a la pareja de gigantes, llamada Juana Tacora (Wana te Cure, en ignaciano-moxeño)

- Los grupos de danzarines más numerosos son los Tigrecillos o Asáñare, los Toritos (Wácarapi), los Pigmeos o Achane Tupana, los Chiñisiris, los Ciervos (Cajawana), los Ovejitos, los Angelitos, los Chunchos, los Ajúcharaqui, las Panderetas, las Moperitas y las Abadesas.

- Personajes solitarios son el Sipasiñeque, Cavitocusiri, Japutuqui, Pandereta, Púsimira, Jucumari y el Tamucumirá.

- Además, el Jerure y el coro son parte importante.


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