lunes, 7 de noviembre de 2011

La Capilla Sixtina de Curahuara de Carangas

La Capilla Sixtina denominada así por tener en sus techos y paredes un conjunto de pinturas al fresco, al igual que la original en Roma, contiene una serie de imágenes en las que se aprecia la vida, sufrimiento, crucifixión y muerte de Cristo, además de imágenes sagradas como "El juicio final", "El día de los inocentes", "Los apóstoles", "El Arca de Noé", "El diluvio" y otras creaciones artísticas realizadas durante la Colonia.

La Capilla Sixtina está ubicada en pleno altiplano orureño, en la población de Curahuara de Carangas y es considerada una verdadera joya del arte indígena colonial.

Hace algunas semanas, se entregó el retablo restaurado que data aproximadamente del siglo 18 y es uno de los elementos más importante de la Iglesia, donde se aprecia imágenes de santos, donde sobresale la imagen del santo local, Tata Santiago.

En la oportunidad el obispo de la Diócesis de Oruro, Monseñor Cristóbal Bialasik, manifestó que las pinturas existentes en el templo hacen revivir momentos de la evangelización, cuando los apóstoles llevaban a todo lado la palabra de Dios a pesar de los problemas y dificultades que se presentaban.

Por esta situación debían buscar la forma de llevar la palabra de Dios, siendo la primera instancia la palabra, como segunda instancia venía el canto para alabar al Supremo y por último, la tercera forma de evangelizar, fue a través de la pintura donde se aprecian escenas que se describen en la Biblia.

Este trabajo fue un logro del párroco del templo, padre Gabriel Antequera Lavayén, quien gestionó en primera instancia la refacción de la infraestructura, la instalación de un nuevo sistema eléctrico y en una segunda fase, la restauración del retablo.

El sacerdote, cuenta que este no fue un trabajo fácil, puesto que se tuvo que realizar muchas gestiones, aunque recibió el apoyo incondicional del Embajador de Alemania para lograr que la Capilla Sixtina, la "joya escondida de Curahuara", sea conocida a nivel nacional e internacional, tomando en cuenta que es una de las dos que existen con estas características, en América Latina.

El ingreso al templo, para las personas que desconocen la gran riqueza artística del lugar, nos transporta a la época colonial al admirar las imágenes que tiene características sacras, mediante las cuales se evangelizaba en la Colonia y que sirven actualmente al padre Gabriel Antequera, para realizar cursos de catequismo.

Sin duda alguna, y ante la descripción de entendidos en la materia, la Iglesia es la expresión máxima del barroco y no hay duda de que los grandes artistas fueron los indígenas, quienes construyeron y pintaron las obras pictóricas en las paredes y el techo de la Iglesia.

Aunque la que sobresale, por su importancia, es la imagen que se encuentra en la pared de la parte posterior del retablo y que data aproximadamente del año 1600, obra en la que se empleó una técnica muy distinta a las demás, por lo que se cree que personas especializadas en este tipo de trabajos tuvieron que llegar a nuestro territorio para plasmar esa pintura, donde resalta en la parte superior, la imagen de la crucifixión de Jesús, junto a él se encuentra Juan el Bautista y la Virgen María, en la parte media se aprecia el encuentro de María con su prima Isabel; a los costados aparecen Zacarías, el esposo de Isabel y José, el esposo de María y más abajo se observa la presentación de Jesús en el templo como primogénito, donde además resaltan las palomas o tórtolas, un requisito que debía cumplirse en ésa época.

Al parecer fue un cacique el que mandó a construir la Iglesia y plasmar las pinturas con una diversidad de técnicas, puesto que las obras fueron elaboradas a través de dos corrientes, una manierista y otra barroca mestiza, muy característica en las obras que se encontraron en el altiplano, esencialmente de esta joya oculta que fue restaurada por representar parte de nuestra historia, en esta oportunidad, con apoyo del embajador de Alemania Phillip Schauer.

Ingresar al templo orureño es entrar a otra dimensión temporal, en la que se presenta también la expulsión de Adán y Eva del Paraíso, el arca de Noé, el aro del pecado, la exaltación de María, la Última Cena y el Juicio Final.

El templo, según cuenta la historia, fue construido por artesanos locales y pintado en su interior en 1608 y otra parte en 1777, bajo la supervisión del cura Francisco Martínez de Lima, posteriormente fue declarado Monumento Nacional en 1960. En esta oportunidad lo que se pretende es que las personas puedan a través de las imágenes, admirar la gran riqueza pictórica que tiene Oruro en Curahuara de Carangas, una labor emprendida por el párroco destinado al lugar, padre Gabriel Antequera, promotor de este arreglo que junto a las autoridades del lugar, gestionó el financiamiento ante la Embajada de Alemania para lograr que esta joya que tenemos los orureños resplandezca, por ser algo singular, a nivel nacional e internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario