domingo, 24 de noviembre de 2013

El turismo estético hace de Santa Cruz el paraíso y el infierno de la belleza


Ahora las cirugías plásticas también están sacando la cara por el país. Eso dice ella: morena, risueña y con unas ganas locas de verse ya con los pechos grandes y no con ese par de limones pequeños que le molesta ver cuando se saca la blusa. Elena entrará a cirugía dentro de una semana para que le hagan un implante mamario con prótesis de silicona. Eso que está tan cerca ahora, hasta hace un año era un sueño inalcanzable porque, para aumentar el tamaño de sus senos, necesitaba $us 2.000 que no podía reunir con el sueldo de secretaria.


Pero pasó que en una clínica le propusieron convertirse en promotora para que anuncie a los cuatro vientos, fuera del país y a través de internet, la oferta de paquetes de viajes estéticos a Santa Cruz, con alojamiento en hotel cinco estrellas para los clientes y la posibilidad de someterse al número de cirugías que quieran con un costo menor (entre el 50 y el 70%) al que se cobra en países de la Latinoamérica, Europa y en Estados Unidos. Por cada cliente que consiga le prometieron pagarle el 5% de comisión. Como ya atrajo, en menos de seis meses, a diez mujeres con acento carioca, también le dieron como premio un descuento jugoso en la operación a la que entrará en unos días para que transforme su parte delantera.


Jorge Montero, presidente de la Sociedad de Médicos Cirujanos Plásticos de Bolivia, filial Santa Cruz, dice con orgullo que este rubro del servicio de la salud en Bolivia traspasó las fronteras no solo por el atractivo económico, sino por la calidad de los médicos. Sin embargo, lanza una voz de preocupante alerta porque algo malo está ocurriendo: se fueron distorsionando las cirugías estéticas porque proliferaron las ofertas de servicios y la creciente creación de centros de estética y de clínicas que ofrecen operaciones y otros procesos invasivos, en condiciones no aptas y con ‘profesionales’ que no son lo que dicen ser.


“Lamentablemente existe una realidad dura. Se está metiendo al cuerpo sustancias que son nocivas para la salud, tanto para lograr el aumento de glúteos, de senos y en otros tratamientos”, dice Montero, como una muestra de señal negra.
En los últimos, este médico esteticista ya ha recibido a 28 pacientes que se convirtieron en víctimas de mala praxis, a las que se les inyectó, en silencio, desde silicona industrial hasta, aunque cueste creer, aceite de oliva.
Y lo peor, señala, con conocimiento de causa, porque subterráneamente hay cirugías estéticas que están siendo realizadas por aprendices y no por especialistas, pero que además, quienes las hacen, tienen el descaro de promocionar un paraíso que se puede convertir en un infierno.

Turismo estético
En el ciberespacio existe por lo menos media docena de páginas web que se convierten en la puerta por la que se invita a entrar a la fábrica de transformación de cuerpos, que dicen que se encuentra en Santa Cruz, Bolivia, ciudad de la que se pintan maravillas y se dice que es el lugar perfecto para olvidar las penas y transformarse en la persona que siempre se soñó.
Las ofertas no tienen fronteras. En este mundo virtual no quedan partes del cuerpo que no puedan modificarse, mejorarse, transformarse: desde la tradicional cirugía de la nariz, pasando por las orejas y bajando hacia los párpados, los pechos, el abdomen, los brazos, las piernas y más al sur. Los afamados combos son el gancho para invitar a que acepten la oferta y para que llenen un formulario, vía electrónica, en el que se deben revelar los datos de su cuerpo y otros detalles: talla de ropa, si sufre depresión o si tiene asma o anemia, el número de embarazos, hijos, cesáreas y cuántos días quiere quedarse en Bolivia.


La preocupación de la Sociedad de Cirujanos Plásticos es que, como la salud es un asunto delicado, no se puede planificar una operación mediante internet ni es aconsejable ejecutar varias cirugías en un cuerpo durante la misma jornada, como tampoco es prudente que un médico opere a más de dos pacientes porque, humano como es, se cansa y no puede sostener un ritmo que garantice su trabajo ni la seguridad médica.


La diputada Jésica Echeverría se atreve a decirlo de frente. Hace poco pasó por el quirófano para que someterse a una abdominoplastía, (elimina el exceso de grasa y piel en el abdomen). Pero después de la operación, tuvo fiebre y se le presentaron algunas bolitas en el abdomen. Ella pedía la presencia del cirujano pero le derivaban a una enfermera, porque el médico nunca tenía tiempo, siempre estaba operando. “El posoperatorio me lo hicieron mal. Por eso cambié de médico.

¿Si eso me hicieron a mí, yo me pregunto qué no harán con las extranjeras que están obligadas a retornar a sus casas?”, se pregunta la parlamentaria, que admite que ella acudió a un médico ‘nuevo’ y no a uno que tenga tradición en salud estética.


Adriana Tapia, la directora del Servicio de Salud de Iquique, hizo un llamado a la población local para que evite viajar a Bolivia para realizarse una cirugía plástica, debido a la muerte de una mujer iquiqueña en la ciudad de Santa Cruz, después de someterse a una liposucción. “Creo que lo importante es que la gente se informe, que no viaje sin saber a dónde se va a operar ni en qué condiciones. No saben si las personas que las operan son especialistas de verdad y no hay mayor información sobre eso”, expresó Tapia.


Según datos de esta institución, en la ciudad hay 30 cirujanos estéticos acreditados y solo tres centros de belleza garantizados, de los 150 que se estima existen.

Ruth Escobar, gerenta de gestión de calidad del Sedes, informó que de los 105 centros de belleza existentes, están vigentes 42, tienen que renovar 28, 14 fueron notificados y 21 se cerraron. “Estamos controlando bien el tema”, dice la autoridad, que tampoco descarta que algunas clínicas estén haciendo prácticas no permitidas de noche y clandestinamente.

EL DEBER se comunicó con mujeres provenientes del extranjero. Dijeron que son de Brasil y de México y que están aquí porque se ahorran como $us 2.000 y que, además de entrar a cirugía, se irán de shopping y, esperan, totalmente nuevas

COSTO DE CADA CIRUGÍA (EN DÓLARES Y EUROS)

tipo de cirugía Bolivia EEUU Europa (E) México
Cirugía de la nariz 1.700 6.600 3.700 3.000
Cirugía de la orejas 1.750 5.300 2.700 3.100
Cirugía de los pómulos 2.200 6.200 3.800 3.200
Cirugía del mentón 1.800 5.900 4.700 3.600
Implante de cabello 2.700 5.800 4.200 2.900
Reducción mamaria 2.600 9.200 6.100 5.000
Aumento mamario 3.000 8.100 6.900 4.800
Lipoaspiración abdomen
cintura y muslos 2.500 13.100 11.000 8.200
Glúteo con prótesis 3.200 7.500 8.400 6.300
Aumento de glúteos con
inyección de grasa 2.500 6.100 3.800 3.600
Labioplastia vaginal 3.100 6.200 4.200 3.700
Labioplastia vaginal,
operación con láser 2.300 8.200 5.800 4.800

HORA A HORA

DE LA PROPIA BOCA, HISTORIAS QUE COMPARTEN A TRAVÉS DE LA WEB
Mujeres que llegaron a Santa Cruz y se sometieron a una cirugía plástica comparten su experiencia a través de foros que se realizan en páginas de internet.

Habla por su propia experiencia
Yo me hice operar en Santa Cruz, tres en una sola. Me sometí a ello porque aún soy joven y puedo resistir la operación. No sé si aconsejar lo mismo a otras personas.

Con el apoyo familiar
Lo que me atrajo ir a Santa Cruz es el precio. Mucho más barato que aquí en México. Por suerte fui con mi mamá; se sufre por estar en tierra ajena tras la operación.

Desde el otro lado del mar
Es increíble cómo en una misma clínica he conocido a brasileñas, mexicanas, chilenas y europeas. Hice muchas amigas y me vine totalmente cambiada a España.

Pendiente del posoperatorio
Todo hasta ahora va muy bien, claro que tengo que seguir cuidándome porque esto es un proceso largo según me han dicho, pero todo sea por ser bella.

Las palabras no son suficientes
Mucho ojo, hay cirujanos que son muy agradables al hablar y te dejan impresionada por el trato, pero como cirujanos dejan mucho que desear, pero más importante es el resultado.

Dos cirugías lo que en otros lados es una
La operación de pechos me costo $us 1.600 con un día en la clínica y la nariz me costo $us 500. Médicos buenos hay en todos lados, lo único es saber elegir el mejor.

Se viene la segunda operación
Yo me operé los pechos en Bolivia, en Santa Cruz, y quedé muy contenta con los resultados. A fin de este año pienso hacerme otra operación estética.



DETRÁS DE LAS JERINGAS QUEDAN VIDAS TRUNCADAS Y CUERPOS ENFERMOS
Muchas mujeres se mueren por hablar, pero piden que no se mencionen sus nombres, porque no quieren que la sociedad las apunte y se descubra que tienen una brasa caliente dentro de la piel o protuberancias en la espalda, en la pierna o en otras partes del cuerpo. EL DEBER habló con seis jóvenes, todas dicen haberse sometido a intervenciones con fines estéticos y sus vidas cambiaron de manera rotunda.
Una de ellas, que no pasa de los 25 años, afirma que acudió a un centro que se llamaba Silvana y Kenny para que le rellenaran los costados de sus glúteos.
Le pusieron supuestamente colágeno, le mostraron la botella y la etiqueta, le hicieron huequito en la piel de dos centímetros y lo taparon con el pegamento La Gotita.
“Después de la intervención me fui a mi casa, me dieron antibióticos y al segundo día de la operación el líquido empezó a salirse. Pero cuando cumplí un año de la cirugía intenté hacer mi vida normal y cuando alcé pesas el líquido se me subió a la columna”, cuenta y enfatiza que acudió a seis cirujanos y por fin encontró a uno que aceptó operarla, porque extraer ese líquido del cuerpo no es fácil.
Otra mujer, por teléfono, cuenta que le deformaron la cara porque, en vez de colágeno, le pusieron otra cosa en los labios y debajo de los párpados. “Sé de compañeras a las que les deformaron la cara y que ya se hicieron tres cirugías reconstructivas”.
Otras dos personas están pasando por la misma situación, solo que el problema está en otras partes del cuerpo.
Una de ellas tiene una especie de ‘bolas’ en la espalda que le duelen cuando se acuesta y su vida transcurre sentada en una silla sin espaldar para evitar mayor sufrimiento.
Otra muchacha tiene las pantorrillas convertidas en una ‘pelota’ porque la silicona industrial se le ha bajado de los glúteos.
Todas coinciden en que lo que están viviendo es algo de terror que soportan en silencio y lamentan que no exista un freno a este tipo de prácticas que ellas califican como criminales.

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