domingo, 3 de noviembre de 2013

Un viaje lleno de aventura

Todo empezó una tarde en la que la aventura se apoderó de la promoción 2008.
Un viernes partimos de La Paz a Cochabamba, lugar escogido para el viaje de promoción. Lo primero que hicimos fue ir a comer una rica sopa de maní al mercado 25 de Mayo y después a la plaza central.
En la plaza 14 de Septiembre se puede observar la hermosa infraestructura de la iglesia; la plaza y las calles. El ambiente cochabambino en sí tiene un encanto especial.
Al día siguiente nos dirigimos a Villa Tunari. En el camino, desde Cochabamba, se encuentra un pequeño caserío llamado Cristal Mayu. Un lugar bastante acogedor que asombra por su paisaje lleno de cerros vestidos por abundante flora y fauna; y habitado por gente muy amable.
La cascada del río San Pedrito es uno de los íconos de la zona y se lo puede ver desde el puente de la carretera.
Las bananeras de Cristal Mayu son parte del paisaje característico del lugar. Están ubicadas junto a la carretera para ofrecer sus frutas a los viajeros. Bananos de todos colores y sabores harán las delicias de quien desee darse un gusto.
El Cristo de la Concordia es sumamente grande y tuvimos la suerte de estar en su interior; subimos muchas gradas. Dicen que el Cristo, al igual que el pueblo cochabambino, recibe con los brazos abiertos a todos los visitantes.
La estatua está ubicada en la punta del cerro de San Pedro, desde donde se puede apreciar un espectacular panorama sobre todo del valle, especialmente la ciudad y el municipio de Sacaba.
En Quillacollo vimos cómo los artesanos hacían los famosos confites que se usan para las famosas ch’allas y para el consumo, ya que pueden estar rellenas de maní, almendra, durazno o coco.
Los profesores nos sugirieron ir al convento Santa Teresa que data del siglo XVIII. Es un complejo que comprende además de la iglesia, el sitio necesario para la clausura de las monjas bolivianas de aquellas épocas. Pero lamentablemente el sitio se encontraba cerrado, en plena restauración y refacción, ya que planeaban convertirlo en un museo religioso.
Los parques de Cochabamba son bastante lindos, porque existen muchas áreas verdes y el clima es ideal. Hay una diversidad de flores y plantas; se puede observar todo el regalo de la naturaleza.
Si hablamos de naturaleza no podemos olvidar el Jardín Botánico, que cuenta con una gran variedad de más de 200 especies exóticas de cactus y una variada colección de bromelias, arbustos y árboles nativos de distintos continentes, que adornan los senderos que recorren este hermoso parque. El lugar es ideal para conectarse con la naturaleza y sentarse a disfrutar de un atardecer que la ciudad ofrece.
La diversidad culinaria de Cochabamba es increíble y probamos de todo un poco; por ejemplo el chicharrón de Vinto, donde la gente se reúne y comparte con toda la familia. Además, el pique macho es por excelencia uno de los platillos que representan a Cochabamba. También tomamos helados de canela.
La diversión no faltó en la aventura, al explorar uno de los lugares más turísticos de Bolivia. Sin duda, fue un viaje único junto con los de la promoción y los profesores, que al final éramos como una familia unida.
Sabíamos que era un viaje de despedida, pero también nos esperaba una nueva etapa en nuestras vidas, en la que nuestra amistad siempre estaría presente en nuestros corazones.

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