domingo, 21 de septiembre de 2014

Beni: gran tesoro de Bolivia

Cuatro destinos turísticos. Cualquiera de las rutas bolivianas tiene su magia. En esta oportunidad Beni se deja explorar para mostrar sus encantos, bondades y la hospitalidad de su gente.

El departamento del Beni abrió sus puertas para mostrar sus encantos a un grupo de 40 periodistas nacionales, quienes visitaron cuatro maravillosos destinos turísticos: Rurrenabaque, San Borja, San Ignacio de Moxos y Trinidad; donde sin lugar a dudas la cita más esperada se encontraba en la Ruta del Bufeo.

Estas fueron las paradas seleccionadas por el Viceministerio de Turismo de Bolivia para promocionar los lugares turísticos en este sector; y de esta manera, potenciar este rubro logrando que el número de visitantes nacionales y extranjeros se incremente cada vez más.

Cuatro días intensos donde el ajetreo y el cansancio pasaron a segundo plano ante la belleza de las locaciones y el recibimiento de su gente. La revista Así fue una de las invitadas a participar de esta experiencia y éste es un breve resumen de esta tierra llena de encantos.

INICIO DEL viaje

Eran las 11:00 del pasado miércoles cuando partió de La Paz el vuelo de Amaszonas con destino a Rurrenabaque.

A medida que se alejaba el paisaje de nieve cambiándose por una vegetación frondosa, una mezcla de adrenalina invadía el cuerpo, fruto del desconocimiento por la nueva aventura y el deseo de llegar a la primera parada.

Poco a poco la vista se hace más clara y en medio del exuberante verdor de la Amazonia aparece la pista de aterrizaje. Ya estamos en tierras orientales y Rurrenabaque nos abraza con sus más de 34 grados centígrados.

Sus calles centrales asfaltadas y el constante paso de las motocicletas da cuenta de una ciudad pujante. La mayoría de las casas es de un piso y con un estilo arquitectónico propio.

De acuerdo a propios y extraños, “Rurre” es uno de los sitios turísticos más frecuentados por extranjeros, quienes buscan practicar turismo aventura: expedición por la selva (es una de las actividades imposible de eludir), pesca, rafting, paseos en canoa, senderismo, vivencias directas con culturas vivas y visitar el Parque Nacional Madidi.

La ciudad de Rurrenabaque cuenta con varias agencias de turismo, las cuales ofrecen varios tipos de paquetes, entre los que destacan las pampas de Santa Rosa de Yacuma, la reserva Serere, un área protegida privada de 4.000 hectáreas, dentro del mosaico Madidi que pertenece y es operada exclusivamente por Madidi Travel. Esta reserva está rodeada por territorios y tierras comunitarias indígenas.

De igual manera la agencia de turismo Berraco del Madidi ofrece paquetes turísticos que permiten acampar en la selva y vivir en comunidad con el medio ambiente.

Cabe mencionar que estos paquetes cuentan un descuento especial para turistas nacionales. Eso sí, la mayoría de los paquetes ofrece su servicio por no menos de 70 dólares el día y debe tomarse el servicio por lo menos tres días.

Otro de los atractivos turísticos es el servicio gastronómico que ofrece esta Rurrenabaque. Es así como llegamos a Nomádico, un restaurante especializado en la preparación de Dunucuabi, un plato típico de la región, elaborado en base a cubos de pescado fresco, puede ser surubí o pintado, mezclados con verduras y sazonados con sal y pimienta. La particularidad de esta preparación es que se lleva a cocción envuelto en una hoja de japaima o patujú.

También está el pescado al curry que es el mismo Dunucuabi pero condimentado con curry, jengibre y pulpa de maracuyá; ambos platos están acompañados por una guarnición de papas fritas, arroz y ensalada de verduras cocidas. Los dos platos son bastante apetecidos.

Ramona Pinto, propietaria del Nomádico, afirma que ella es la creadora de esta nueva variación, la cual introdujo en el menú al retornar de Australia, donde tuvo la oportunidad de conocer otras especies asiáticas y de la India.

Además de estos platos ofrece su pique a lo macho, lasaña de quinua, filete a la pimienta y otros.

A pocas cuadras de este lugar se encuentra el hotel “El Mirador”, conjunto recreativo que se encuentra ante una imponente vista del río Beni y la cordillera; y es una puerta a la jungla, donde comer piraña, ver cocodrilos, monos, delfines rosados y vivir aventuras diarias forma parte de la oferta turística del hotel.

Este lugar cuenta con varias cabañas familiares y otras para parejas, cada una con las comodidades necesarias para hacer de la estadía un recuerdo inolvidable.

Desde los miradores del hotel, la vista del pueblo es simplemente espectacular; y mientras el sol desciende en el horizonte se puede aprovechar para refrescarse en la piscina cálida, desde donde se percibe cómo el pueblo va despertando poco a poco a la vida nocturna.

Al caer la noche Rurrenabaque se viste de bohemia y se observan turistas extranjeros que buscan saciar su apetito; además de la amplia gastronomía local los visitantes pueden disfrutar de algo más conocido como las pizzas de “Luna Lounge”, donde el sabor es el que reina, además de contar con un barman especializado, que ofrece otro tipo de atracción a los visitantes.



Segundo día de viaje

Este día la actividad se inicia a las 5:30 de la mañana y la delegación debe tomar el bus hacia San Borja.

Este trayecto también tiene su encanto natural, se puede observar la vegetación y los animales exóticos pero sobre todo respirar la pureza de aire y la tranquilidad del oriente boliviano.

Aunque el calor también agrega su toque a la jornada. El punto de parada en San Borja es el Hotel Balneario “Las Palmas”, donde la arquitectura y la naturaleza conviven en armonía.

Allí la delegación fue recibida por un grupo de músicos y bailarines que al son de sus tonadas brinda una cálida bienvenida a la delegación. Además se suma la picardía del poeta criollo que endulza el oído citadino con sus modismos y costumbres del oriente.

Una de las sorpresas de este hotel es un pequeño zoológico, donde los visitantes tienen la oportunidad de compartir con aves exóticas, tortugas, píos y diversos animales oriundos del lugar.

Jhonny Leigue Zamora, propietario de “Las Palmas”, afirma que su hotel ofrece cinco destinos turísticos en la misma región.

Antes de dejar San Borja tenemos la oportunidad de conocer el “Centro artesanal turístico Borjano”, donde los artesanos de la región dejan sus productos a exhibición para que los turistas puedan adquirirlos.

Antonio Martínez Subirana, jefe de la Unidad de Turismo de San Borja señala que en este local se pueden adquirir una gran variedad de artesanías en jipi japa, madera tallada, marroquinería, orfebrería en plata.

Poco es el tiempo que nos queda para disfrutar un poco más de las bondades de esta tierra, pero hay que seguir camino hacia otro rumbo.

San ignacio nos recibe

Apenas el bus estaciona en la puerta del Cabildo del pueblo empieza la fiesta, con el sonido de los tamborines, trasversos, flautines y bajones o zampoñas gigantes, que fueron elaboradas de hoja tierna de palmera Cusi. Todos están ataviados con sus mejores galas y en un entorno de fiesta la delegación es recibida.

Luego de las palabras de bienvenida de las autoridades de turno, los caciques del Cabildo Indígena Agustín Yuja y Víctor Numi, comienzan el ritual del “maripeo” para demostrar la importancia de la llegada de la delegación a dicha localidad.

Sheila Villar, coordinadora turística, afirma que el “maripeo” es un ritual especial que se realiza para gente distinguida, el cacique sirve la chicha de camote de un cántaro con un maripi. Un evento que se realiza en pocas ocasiones como ser: Semana Santa, Fiestas Patronales y Navidad.

Al igual que en San Borja la artesanía esta presente a través de los Centros Artesanales “Sache” (Luz Nueva) y “Tiurina”.

Luego de compartir un bufé criollo y de disfrutar del baile de los macheteros es momento de visitar la plaza del pueblo y conocer una de las iglesias más reconocidas de Bolivia y es que San Ignacio posee un importante patrimonio tangible, representado por la iglesia reconstruida según la arquitectura misional, el museo de Arte Sacro, el Archivo de Música Barroca, el Coro y la Escuela de Música, el Cabildo Indigenal y los Centros Artesanales.

En un próximo reportaje se completará la ruta turística por el departamento del Beni.

Iglesia de San Ignacio.

Está precedida por un amplio atrio, con una doble hilera

de columnas de madera, que

refleja la originalidad de la estructura antigua puesta en luz por las investigaciones realizadas en ocasión de la restauración.

Las columnas del atrio y del interior de almendrillo y mara, son lisas y sin decoraciones. En el vasto interior sorprende la vivaz policromía de los grandes lienzos pintados por el padre jesuita

Bernardo Gantier, que narran

las historias del Antiguo y Nuevo Testamento.

Dentro se encuentra el museo, ubicado en la antigua sacristía, atrás del altar mayor, reúne importantes piezas del arte misional, últimos vestigios del riquísimo patrimonio artístico de la iglesia en la época jesuítica.

Elevada calidad son las piezas de platería, utilizadas para el servicio litúrgico y la decoración de las estatuas.

El museo también cuenta con fragmentos y restos de cerámicas, junto a las reliquias de Baltasar Espinosa y Cipriano Barace, el jesuita que introdujo la ganadería en Moxos.

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