domingo, 25 de enero de 2015

Comunarios revelan inéditos paisajes en las riberas del Titikaka

Tal parece que escondida en el lago navegable más alto del mundo no solo está la “Atlántida Andina”, como dice la teoría del escritor británico Jim Allen, sino también culturas que muchos creían desaparecidas, como el caso de los Chiripa.

De esta última, una de las culturas más antiguas de la región andina, aún quedan decenas de “autonombrados” descendientes que están asentados en la península del municipio de Taraco (a 90 kilómetros de La Paz).

Pese a que solo algunos chiripas, aquellos que tienen buenos años encima, son los que más arraigado tienen en su imaginario los saberes y prácticas culturales de los auténticos Chiripa, los actuales habitantes se esmeran en aprender de ellos no solo para preservar su cultura, sino también en exteriorizarla por medio del turismo comunitario.

Al igual que ellos, existen varias comunarios asentados en las riberas del lago Titikaka (escritura que se remite al origen quechua de la palabra y que significa “puma de piedra”) que están despojándose del tabú hacia lo ajeno, para apostar por el turismo.

Siguen esta línea al menos nueve poblados: Silaya, Santiago de Huata, Ajllata, Achacachi, Huarina, Huatajata, Huarina, Guaqui y Taraco.

Gracias a su apertura a los turistas, los comunarios en coordinación con el Viceministerio de Turismo develaron recientemente una serie de parajes turísticos poco convencionales.

TESOROS PAISAJÍSTICOS

El descubrimiento de dichos parajes es, desde luego, mérito de los dueños del Titikaka.

Y es que, con motivo de desarrollar sus actividades agrícolas y de pastoreo, los pobladores emprenden a diario largas caminatas por medio de las cuales redescubren día a día senderos, entran en contacto con especies de flora y fauna y, lo más importante, reposan en sitios que otorgan una vista privilegiada del Titikaka.

Este año, quienes visiten el Titikaka tendrán acceso a esta riqueza paisajística, gracias a siete nuevos miradores desde los que se divisa un nuevo rostro del Titikaka.

MUSEOS

Sin embargo, los paisajes no son la única novedad en este cotizado destino turístico, sino también los museos, los restos arqueológicos, la gente y las historias que los envuelven.

Lo último es quizá lo que determina la atracción por todo lo previamente mencionado.

Y es que la naturaleza mística del Titikaka ha propiciado el surgimiento de varias historias míticas, para algunos, y reales para otros.

Por ejemplo, en uno de los hoteles más lujosos que se construyó a orillas del Titikaka, Inca Utama, hay un ambiente dedicado especialmente a contar la teoría de la “Atlántida Andina”.

El documentalista y antropólogo Michael Maldonado indicó que, según el antropólogo británico Jim Allen, la Atlántida se hundió en el lago Titikaka.

Para Jim Allen, la Atlántida se encontraba en el departamento de Oruro, cerca del lago Poopó.

Allen concluyó esto basándose en la hipótesis de la descripción platónica de la Atlántida: “una planicie rodeada de montañas”.

Además, la mitología andina refuerza el relato atlante, pues los pobladores del río Desaguadero relatan de generación en generación que en la antigüedad había una ciudad situada al borde de un lago, que fue castigada por los dioses y sumergida en el mar. Una historia similar está reflejada en el mito platónico.

En agosto de 2002, Geographical Exploring Bolivia Akakor realizó una expedición en el Titikaka y hallaron estructuras, vasijas de cerámica y otros restos que son presumiblemente de una civilización.

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