martes, 4 de octubre de 2016

Consejos para adultos mayores antes de un viaje



Los viajeros con enfermedades subyacentes deben conocer que todo el viaje pueden tener riesgos, incluso cuando se trasladan en tren, ómnibus, taxi o están varias horas en áreas de espera en diferentes terminales.

En los últimos años se ha incrementado el número de viajeros internacionales, entre ellos los adultos mayores. La proporción de personas mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad en casi todos los países del mundo, debido al aumento de la esperanza de vida y a la disminución de la tasa de fecundidad.

Una serie de cambios fisiológicos de los adultos mayores, aun siendo sanos, los predisponen a mayores riesgos durante un viaje, mucho más si sufren de algún padecimiento crónico o se encuentran bajo tratamiento farmacológico.

Algunos problemas

Algunos de los cambios que pueden impactar negativamente durante un viaje en el adulto mayor son: la disminución de la función cardiopulmonar que se produce con la longevidad y a su vez, una respuesta ventilatoria más pobre a la hipoxia, en comparación con los jóvenes. La función renal sufre modificaciones y hay una disminución en la conservación de agua y sodio. La regulación de la tem-peratura corporal es menos eficaz y los adultos mayores tienen una capacidad disminuida de su-doración que les genera dificultades para la aclimatación, mayor tiempo para adecuarse a los cambi-os de temperatura y humedad como así también a la altura y cambios de husos horarios, entre otros.

Con el paso de los años hay probabilidad de desarrollar aclorhidria con mayor riesgo de infecciones gastrointestinales. También hay disminución de la respuesta inmune celular, lo que puede significar una disminución de la capacidad para neutralizar los antígenos extraños y mayor riesgo de contraer enfermedades durante el viaje.

Existen cambios metabólicos en personas de edad avanzada que les pueden generar una disminu-ción de la tolerancia a la glucosa y una peor respuesta al estrés fisiológico y relacionado con el viaje. Cuando este es en avión, las principales preocupaciones son: las exacerbaciones de problemas médi-cos crónicos debidos a cambios en la presión del aire y la humedad; la inmovilidad relativa por el riesgo de enfermedad tromboembólica; y el contacto estrecho con pasajeros que puedan padecer enfermedades transmisibles.

Contraindicación para viaje aéreo

• Infarto de miocardio 2 semanas antes

• Infarto de miocardio complicado dentro de las 6 semanas previas

• Derivación de arterias coronarias (by-pass) en las dos semanas anteriores

• Angina inestable

• Insuficiencia cardíaca congestiva grave descompensada

• Hipertensión no controlada

• Cirugía de revascularización coronaria 10-14 días antes

• Taquicardia supraventricular o ventricular no controlada

• Síndrome de Eisenmenger

• Cardiopatía valvular grave sintomática

Consejos para adultos mayores

• Utilizar ropa suelta y confortable durante el viaje• No usar cinturones o calzado ajustado

• Evitar el consumo de jugo de manzana, gaseosas o comidas que produzcan flatulencia ya que el gas intestinal se expande con la altura y puede provocar malestar abdominal

• Evitar bebidas alcohólicas y con cafeína que por su efecto diurético pueden provocar deshidratación y empeorar el síndrome por cambio de huso horario (“jet-lag”) o contribuir al desarrollo de trombosis venosa profunda

Hay que tener especial cuidado en los fármacos que se usan para tratar diferentes síntomas durante el viaje, porque muchas veces los viajeros adultos pueden presentar efectos adversos que no se observan en otros grupos etarios.

Es conveniente que lleven en el botiquín de viaje aquellos medicamentos que han tomado en otras oportunidades y que no les ha provocado ningún problema. También deben llevar el adhesivo para prótesis dentales que muchas veces no es posible encontrar en otros países, soluciones antisépticas, termómetro, gasas, vendas y apósitos autoadhesivos.

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