lunes, 17 de abril de 2017

IDEAS PARA REFUNCIONALIZAR EL ÚNICO PULMÓN VERDE DE SUCRE Parque Bolívar



Si el parque Simón Bolívar de Sucre tuviera voz, en este momento estaría pidiendo auxilio. La constante agresión y desvalorización que recibe es advertida con impotencia por una parte de la población, que ya no encuentra entre su arboleda el apacible lugar de otros tiempos.

Hasta hace unos años, este que es el único espacio público verde de la capital, planificado en el siglo XIX, todavía cumplía el fin para el que fue creado: ser un sitio para la contemplación y la recreación, sin que se estropee su imagen.

Con la distinguida vecindad del Tribunal Supremo de Justicia, flanqueado por dos arcos del Triunfo, un obelisco y una fuente estilo francés, que además tiene escondida una torre de hierro forjado que ha sido diseñada por el mismísimo Alexandre Gustave Eiffel y rodeada por un lago artificial, hoy, el parque Bolívar se ve invadido en sus calles interiores y exteriores por juegos inflables, por un mercado de comidas callejero, por cochecitos con motor y otros pequeños vehículos. También por vendedores y ferias ambulantes, y por gente que lo adopta para desarrollar actividades que no guardan relación con el fin para el que fue pensado.

Un joven visionario

Las nuevas generaciones también se sienten disconformes con el mal uso que se le da a este importante atractivo turístico de la capital. Es el caso de Diego Villa Solares, futuro arquitecto que tiene la visión de refuncionalizar y ampliar el parque, al que identifica como el “único pulmón de Sucre”.

Su intención es hacer frente a requerimientos contemporáneos, sin romper el diseño original. “La idea del proyecto que voy a desarrollar es básicamente mantener los principios de diseño del parque Simón Bolívar y aumentar espacios para actividades contemporáneas que actualmente dañan su imagen”, detalla a ECOS.

Él propone hacer un conjunto flexible y una ampliación que incluya plazas culturales para conciertos, representaciones teatrales o exposiciones de arte, además de un espacio para cafeterías.

Villa Solares, de 25 años de edad, reconoce al parque como un lugar característico de Sucre con una tipología de jardín francés por sus principios geométricos de proporción y simetría. Destaca los elementos decorativos marcados, como los árboles o jardines, que son los protagonistas de este espacio.

Cuando observa el escenario y se pone a soñar en una refuncionalización del parque, imagina pasarelas que permitan diferentes puntos de vista o equipamientos, como por ejemplo el que revalorizaría a la ex estación de trenes habilitando allí un museo en vez de que estén funcionando atiborradas dependencias de la Alcaldía.

También se refiere a los espacios de la Piscina Municipal y otras construcciones de la Municipalidad, a las que conviene darles una nueva fisonomía y funcionalidad, de acuerdo al uso de suelos.

“Hay muchas cosas que la gente no sabe del Parque, como por ejemplo que la Torre Eiffel es original o que La Rotonda se movió”, dice el futuro profesional chuquisaqueño quien comparte con ECOS datos importantes sobre la historia del Parque, pero también reflexiona sobre su problemática.

Reestructuración

En criterio de Villa Solares, el parque Bolívar necesita una reestructuración que permita incluir las actividades que ahora se desarrollan y que no son acordes a los fines para los que fue creado, sin deteriorar la imagen del lugar.

“Esa reestructuración significaría un cambio profundo en la manera de diseñar y percibir un espacio público verde al cual estamos acostumbrados. Se necesita un lugar flexible, que funcione como un conjunto de posibilidades recreacionales, permitiendo al usuario generar sentimientos de pertenencia y apropiación del espacio”, opina él. •

Un poco de historia

En su marco histórico está el fundamento y la fortaleza del parque Simón Bolívar. “Conocer su origen y concepto nos permitirá entender la evolución en el espacio y en el tiempo, sentando las bases de una correcta interpretación del presente”, dice el estudiante de Arquitectura Diego Villa Solares.

El trazado del parque, antes llamado “Paseo del Prado”, fue concebido por el último presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García de León y Pizarro. Él hizo construir la portada, conformada por los dos arcos y un obelisco cuadrangular al centro.

Las crónicas del diplomático inglés L. Hugh De Bonelli, que llegó a Bolivia a principios de la República, destacan de Sucre la “limpieza característica”, sus casas blancas, iglesias y jardines públicos, particularmente el parque de la Alameda, obra iniciada los últimos años de la Colonia y finalizada en el gobierno de Manuel Isidoro Belzu.

En aquel entonces, la Alameda estaba completamente amurallada y contenía una grotesca colección de estatuas de animales, un zoológico de piedra que no guardaba relación en cuanto a las proporciones.

Según la descripción que el historiador William Lofstrom publicó en un artículo para el Anuario del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, De Bonelli hacía notar que el elefante, el gato y el loro eran del mismo tamaño.

El embellecimiento más notable del parque Bolívar se dio en el auge del neoclásico en Sucre y a propósito de la celebración del Centenario de la República, momento en el que, con el apoyo económico de industriales mineros, se procuró el embellecimiento de algunos espacios públicos. Los príncipes de La Glorieta y Pastor Sainz fueron quienes dotaron de elementos decorativos a este lugar.



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