Cuando se inauguró la carretera asfaltada Cotapata-Santa Bárbara, en 2003, los vehículos dejaron de circular por Yolosa, un punto que fue importante para el comercio en la ruta al Coroico y el departamento de Beni. Muchos habitantes optaron por migrar a Yolosita, el pueblo que se erigió a cinco kilómetros, sobre la nueva vía.
Panorama de la zona yungueña desde la primera base. Foto: José Luis Columba
Otros se quedaron y encontraron en el turismo una opción para generar recursos económicos. Hasta Yolosa llegan todos los turistas que hacen el trayecto en bicicleta de la mundialmente famosa “carretera de la muerte” y allí se suma la propuesta del descenso el Zipline, además de una oferta gastronómica y de alojamiento.
El Zipline o tirolínea es una experiencia que simula la sensación de volar. Según la empresa que presta el servicio, Zzip the Flying Fox, se brindan las más altas garantías de seguridad.
Equipos que utilizan para garantizar la seguridad del usuarios. Foto: José Luis Columba
“Son tres segmentos, las líneas pueden aguantar 12 toneladas, es garantiza y homologada por profesionales internacionales, cumple con todos los estándares internacionales”, afirmó Lucio Mendoza, instructor de la actividad.
Mendoza detalló que la línea más rápida, la segunda, pude llegar hasta 80 kilómetros por hora, dependiendo de factores como el viento, el peso del usuario y la técnica que se utilice.
El costo para realizar esta actividad incluye un aporte a las comunidades de la zona en las que están emplazadas las bases. Además revitaliza la actividad económica de la zona. (11/09/2017)
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