El convento está ubicado estratégicamente en un extremo de la ciudad, donde se puede acceder tras una no tan corta caminata por una calle muy en pendiente (si no es la más empinada de la ciudad) que desemboca en el parque del monasterio de La Recoleta. Por su situación geográfica, a las faldas del cerro Churuquella, se convierte en un majestuoso mirador desde donde uno puede apreciar gran parte de la ciudad en un ambiente totalmente tranquilo, casi de claustro, como el lugar así lo exige. De cuando en cuando, y esto llama mucho la atención de algunos visitantes, se puede ver a los frailes dando paseos cortos vistiendo sus ya tradicionales hábitos que muchos solo han podido apreciar en televisión en manos de monjes. Frente a la iglesia, cuya fachada está flanqueada por dos torres gemelas y posee un pórtico de pilastras que sostiene un frontón triangular. se encuentra la amplia plaza que fue testigo de la Fundación de Sucre, donde yace una hermosa Pila que se la denominó La Peregrina por haber recorrido variados sitios ya que primero fue hecha para la Plaza 25 de mayo pero fue desplazada por la efigie de Antonio José de Sucre y se la llevó a la entrada de la Alameda, y luego al lado de la Rotonda en el actual Parque Bolívar, después de tantas idas y venidas, hoy se descansa en la plaza Fundacional.
Una vez hayamos dominado el paisaje, una buena opción es visitar el museo de la Recoleta que funciona en ambientes del tercer claustro. En sus salas se pueden apreciar pinturas, esculturas, obras religiosas y una colección numismática de la Colonia y la República. También cuenta con una ostentosa biblioteca con más 20000 títulos de temática variada.
Por la proximidad de este majestuoso lugar, sin duda debe ser una escala en nuestra visita a la Ciudad Blanca.
Hola! Muy linda entrada. No conozco Bolivia pero he recibido muy buenos comentarios, por lo que es un viaje pendiente... Y por el título yo pensé que era un post sobre un hotel en recoleta, buenos aires. Jaja. Saludos
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