miércoles, 22 de junio de 2016

Quila Quila presumió su enorme potencial turístico en Inti Raymi


TURISMO

ATRACTIVO TURÍSTICO
Este año, la Alcaldía tiene previsto invertír más de medio millón de bolivianos en refaccionar la iglesia colonial de San Francisco.

Son las 4:30, una comunidad de músicos reunida alrededor de sus instrumentos luce unos ponchos rojos resplandecientes en la plaza principal y a su alrededor un movimiento agitado de personas inquieta a todos los habitantes, que venden cigarrillos, canelitas, coca y hamburguesas. En el horizonte, justo debajo de la luna, se encuentra el Furufata, una waka sagrada para la cultura quechua, donde ayer se realizó la ceremonia oficial de Chuquisaca, para recibir el Inti Raymi o Año Nuevo Andino Amazónico 5524.

Don Mario viste también un poncho rojo, es el secretario de actas de una de las nueve comunidades que componen la subcentralía de Quila Quila; ronda el puesto de bebidas calientes de su esposa, en una de las esquinas de la plaza, justo en el ingreso de una calle penumbrosa, donde un guardia municipal con bastones fosforescentes, reúne grupos de personas para guiarlas hasta la cima del Furufata; el camino es incierto, sólo se alcanza a ver el perfil de la imponente mole terrestre, acariciada por una luna cada vez más tímida.

Hay extranjeros, siempre con expresiones de un ligero extravío, vecinos de Sucre y comunarios, que se agitan cuando don Mario apresura al grupo “Jaku, jaku, ya se está yendo la luna”, y empieza la caminata que durará más o menos una hora.

Luego de cruzar un riachuelo, se abre un descampado inmenso y la silueta negra e imponente de la estructura colonial de la iglesia San Francisco ahora domina el paisaje con su altísimo campanario. Con la tenue luz de luna, la penumbra del interior del campanario trae un comentario en el grupo, alguien señala el pie de una pared lateral de la nave eclesiástica donde la comunidad enterró a dos personas que intentaron robar el templo en 2012, tras lincharlas.

En el camino, se encuentran algunos rezagados que no pudieron resistir una marcha continua, todo el camino se encuentra demarcado con tiza blanca, y los grupos son constantes, se reconocen por los bastones fluorescentes de los guardias. El frío es imperceptible con el calor que el cuerpo genera por la caminata; don Mario comenta: “Acá necesitamos una buena carretera, has visto la iglesia, están haciendo refaccionar, y ahora estás conociendo la belleza del paisaje. Para el turismo, ¿o no que es hermoso?, mira a tu alrededor”.

A medida que la cima se acerca a los caminantes, se ve una hoguera imponente en la punta, con banderas de Bolivia y wiphalas, ahí se encuentran el alcalde de Sucre, Iván Arciénega, y el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizu, rodeados de otras autoridades de las reparticiones públicas. Junto con ellos aguardan los jampiris que en minutos más realizarán la quema de la mesa ritual, mientras tanto las autoridades profieren sus discursos por un altoparlante.

Lejos de esa bulla, familias, turistas, jóvenes y comunidades de músicos se instalan en diversos espacios de la cumbre alrededor de fuegos más humildes, algunos llevan banderas bolivianas, otros wiphalas, y por ahí se ve una solitaria bandera del Movimiento Al Socialismo.

La luna ya se ha ido y el sol anuncia su presencia, iluminando el cielo de un celeste fresco que dibuja, al contrastar con la cortante serranía, el inicio de un nuevo día y un nuevo ciclo anual en la posición de los astros, que pautará el calendario agrícola, es decir la vida de las comunidades, y según dicen algunos creyentes, configurará un nuevo espacio y tiempo para la vida de la humanidad.

Las comunidades de Nayjama y Q’arallanta intercalan músicas pentatónicas para instrumentos de viento y percusiones, con tempos lentos, la mayoría levanta sus manos con dirección al sol, como lo hacen miles de bolivianos, en ese preciso instante, incluso el presidente, Evo Morales, en su residencia en La Paz, o el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, allá en el oriente.

Salió el sol, la música se torna alegre, la temperatura empieza a subir, el cuerpo lo siente y entre la multitud estalla un entusiasmo contenido durante largos minutos, en un vilo, verdaderamente mágico.


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