miércoles, 6 de febrero de 2013

Las capillas, calvarios e iglesias del altiplano son evaluadas por el Musef

Un equipo transdisciplinario de investigadores evalúa el uso y significado de las capillas, templos y calvarios del altiplano de La Paz y Oruro para las comunidades en las que se erigen, para revalorar estas infraestructuras y generar beneficios en el desarrollo humano de las poblaciones, según el Periódico Digital de Investigación para Bolivia (PIEB).

Esta fuente señala que los resultados preliminares de dicha investigación indican que los templos, en su mayoría construidos en los siglos XVIII y XIX, están descuidados a pesar de su importante función para los pobladores, especialmente en fiestas patronales.

El proyecto “Iglesias y capillas del altiplano de La Paz y Oruro”, es financiado por la cooperación española AECID con contraparte del Museo de Etnografía y Folklore (Musef). La jefa de Investigación del Musef, Luz Castillo, explicó al Periódico Digital del Pieb, que los investigadores se concentraron en conocer el patrimonio cultural religioso del altiplano. Con este objetivo, los investigadores comenzaron por el eje central del patrimonio material (iglesias y capillas) y posteriormente se concentraron en identificar qué elementos le dan valor a ese patrimonio inmueble, es decir que buscaron conocer el uso de esos espacios por parte de las comunidades del entorno, bastante intenso en las fiestas patronales.

El equipo, conformado por una arquitecta, una arqueóloga, dos historiadoras y dos antropólogos, comenzó su recorrido alrededor del patrimonio material de los pueblos del circuito del lago Titicaca.

El estudio de arquitectura releva las características de la construcción del inmueble mediante planos, sus patologías, como las que se suscitan por efectos climatológicos, su contexto, es decir su relación con otras capillas, su vínculo con la plaza del pueblo y otras características, mientras que en Oruro se hizo la caracterización física de los calvarios o cielitos que son espacios rituales ubicados en lo alto de los cerros.

Castillo señala que los templos son propiedad de la Iglesia Católica y, por tanto, están al cuidado de los sacerdotes con fondos que provienen de su estipendio, el pago por misas, donaciones (en material, mano de obra o dinero), limosnas y otros ingresos similares. De esta forma se hacen refacciones cuando existe cierto nivel de deterioro, pero no existe un proceso de preservación, restauración o conservación de estos inmuebles, ni siquiera en el caso en que son considerados patrimonio municipal, como informó este medio.

Un aporte central del trabajo es que se cuenta con la descripción de los bienes muebles que existen dentro de las iglesias, entre ellos esculturas de yeso, principalmente, pero también el mobiliario y lienzos, la platería, el vestuario eclesiástico. Castillo explicó que, por su parte, el Ministerio de Culturas ha logrado catalogar los bienes muebles e inmuebles de gran parte de las iglesias de La Paz, pero no las de Oruro. En ese contexto, los sacerdotes optan por guardar esos bienes muebles, aunque con la consiguiente privación del disfrute de la población.

Sin embargo, los alcances del proyecto son mayores, toda vez que se convocó a una especialista en temas de desarrollo para que pueda esbozar propuestas en beneficio de las comunidades. “La proyección de este trabajo es lograr que a partir de este patrimonio religioso, que es rico, intenso y tan vivo, se puedan generar espacios propicios para un desarrollo humano local que favorezca al bienestar de las comunidades (más allá del aspecto económico). Muchas ya están en esa situación, hay varios municipios que se han proyectado al turismo, a la producción artesanal”, dice Luz Castillo.

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