lunes, 8 de agosto de 2011

Cerro Rico El tesoro del mundo

Desde su descubrimiento en 1545 el Sumaj Orcko (Cerro Rico) deslumbró. Cambió la economía de Europa y el mundo y convirtió a la Villa Imperial que nacía a sus pies en una de las ciudades más habitadas del mundo. Hoy, este monumento de la riqueza natural de Bolivia es un atractivo destino para quienes desean conocer su historia y la forma de los mineros que todavía extraen sus inagotables minerales.

El mercado minero. Es una parada obligatoria para todo turista, pero también para los mineros porque aquí se proveen de todo el material necesario para explotar la riqueza del cerro. "Se puede encontrar dinamita, nitrato de amonio, detonantes, lámparas de carburo y también coca y aguardiente, indispensables para resistir las largas jornadas enterrados en los socavones", indicó Berckley Ramírez, gerente de Tivoli Tours.

No para hace 466 años. Cuando se dijo que con toda la plata extraída de las entrañas del Cerro Rico se podía construir un puente a España, no se exageraba. La explotación en más de 400 años requirió la apertura de más de 5 mil bocaminas, muchas de ellas interconectadas y de las cuales 120 aún funcionan; sin embargo, lo que se explota ahora es el estaño.

Como en la época colonial. Pese a que los adelantos tecnológicos han cambiado casí todo, al interior del Cerro Rico, parece que el tiempo se ha paralizado. "Los mineros extraen el mineral de forma manual como en los siglos pasados", señaló Alex Terán, de Bolivia Expedition.

Algo muy importante a tomar en cuenta es que los mineros no cobran por las visitas de los turistas, pero piden algún “regalo” que los visitantes pueden comprar en el mercado. Los obsequios más apreciados son los que les permiten explotar la mina; puede ser coca, detonadores o hasta dinamita.

Ingresar a la mina, es lo más interesante. Los oscuros túneles, el intenso olor a mineral y hasta una estatua de “el tío” (diablo) para que ayude a extraer mineral de mejor calidad, son algunos de los elementos característicos del Cerro Rico, que a 466 años de su explotación sigue regalando su riqueza al mundo.


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