lunes, 17 de agosto de 2015

Estrecho de Tiquina carece de control


Autoridades no controlan el uso de chalecos salvavidas para pasajeros.

La población visitante a uno de los sectores turísticos del departamento de La Paz denunció que embarcaciones de Tiquina no distribuyen chalecos salvavidas, pese a que en muchos de los casos se quedan varadas a mitad del lago, exigencia que no logra ser cumplida por ninguna autoridad del sector.

EL DIARIO nuevamente comprueba después de 10 meses, que en el estrecho de Tiquina no existe control al paso de personas y vehículos por parte de efectivos de la Armada Boliviana y menos por las propias instancias de organización de los balseros de transporte público, generando una mayor inseguridad entre la población que frecuentemente visita Copacabana.

Se constató que las embarcaciones que transportan automóviles no cumplen con las normas ya que permitirían el paso de personas junto a los vehículos a cambio de un pago extra, además, las lanchas que trasladan a la población no reparten ni exigen el uso de chalecos salvavidas.

En muchos de los casos los chalecos se encuentran guardados al interior de saquillos o en un deposito al interior de la embarcación, razón por la que los pasajeros están imposibilitados de hacer uso de uno de los elementos que puede salvar una vida, sobre todo cuando las condiciones de las balas dejan mucho que desear y sobre todo ante la total ausencia de control por parte de ninguna instancia militar y menos policial.

La cantidad de visitantes que llegan a Copacabana si bien cada vez es mayor no se vislumbra ningún mejoramiento en el transporte público fluvial, la cual se mantiene su control en manos de los propios balseros, a quienes sólo les preocupa sus ingresos económicos y no la seguridad de los visitantes.

“No no pasa nada, los chalecos están guardados, pero no hay obligación de utilizarlos, porque además cuando hay alguna inspección por fiesta u otro acontecimiento debemos mostrarlos y es mejor guardar para que no se envejezcan, porque nadie nos podrá reponer si se envejecen”, explicó uno de los balseros, quien apostado al lado del motor de la barcaza, miraba hacia la otra orilla con la finalidad de llegar lo más antes posible, para evitar ser afectado por los vientos que movían las olas con mayor fuerza.

Para que dicho transporte logre trasladar pasajeros de un extremo a otro y ante la cantidad de visitantes, los propietarios de las lanchas llenaban sus embarcaciones sin ningún control, con personas que incluso estaban paradas al interior de dicho transporte, como si este se asemejara a un microbús.

MOTORES

Asimismo, se constató que algunas embarcaciones presentaban problemas en su motor en el momento de pasar por el estrecho, apagándose estas en medio de dicha trayectoria, dejando la embarcación a las fuertes corrientes naturales del lago o la posibilidad de que puedan reaccionar dichos motores con la iniciativa del conductor.

“Es el colmo, cómo es que permiten que este tipo de embarcaciones sigan funcionando y trasladando pasajeros, a esta embarcación se le ha apagado en dos ocasiones el motor y el lanchero todavía pretendía llenar su embarcación como si fuera camión con gente parada y sínicamente decía lleno tengo que salir no puedo salir como ustedes quieren”, denunció Virginia Loza, madre de familia que con una menor en brazos, cerraba los ojos cada que el motor de la embarcación se detenía en medio del lago.

“Para muchos de los pasajeros, el uso de un chaleco salvavidas se convierte sólo en un inconveniente, que deba ser utilizado por más de 10 minutos, factor que se debe generalmente a la falta de orientación de las propias instancias de Gobierno local, Gobernación y autoridades de Estado que definan políticas más rigurosas de transporte en sectores lacustres, salvo que sólo salgan a lamentar cada que ocurre un accidente”, lamentó Loza.

AÑEJOS

Una segunda y riesgosa irregularidad se evidenció en las embarcaciones que deben trasladar motorizados públicos y privados, las cuales se encuentran en condiciones inadecuadas para garantizar el traslado de transporte liviano y pesado, además, estos vehículos pasan el lago con pasajeros o acompañantes del conductor, aspecto que fue restringido en otras oportunidades cuando se generaba el hundimiento de una embarcación.

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