lunes, 11 de abril de 2011

La “joyita” de Tarija El castillo color cielo

CIUDAD DE TARIJA

CALLES BOLÍVAR Y JUNÍN

La mansión es habitada actualmente por 12 personas, sin embargo, por detrás se tejen diversas historias, leyendas y mitos.

Se dibujan cuadros y se crean versos con esta obra arquitectónica que capta la atención de las personas propias del lugar como también de turistas que pasan por la calle Bolívar. ¿Qué hay detrás del Castillo Azul? ¿Quiénes viven en la actualidad? ¿Qué historias hay detrás de esta infraestructura que viene del siglo XIX?

Historia y mito de una familia

Hace aproximadamente un siglo y medio hubo en Tarija un comerciante tan rico que decidió edificar para sí un castillo y una casa dorada. Se llamaba Moisés Navajas y el cual nació con la fórmula perfecta para convertirse en potentado: en una cuna adinerada y con gran talento personal para hacer negocios. Los Navajas vendían todo lo que se podía imaginar: telas, alfombras, vidrios, herramientas, madera, pistolas, adornos, muebles, sartenes, ollas, rejas, azadones y otros.

Dicha familia trabajó arduamente para construir dos edificaciones emblemáticas para la ciudad de Tarija, la Casa Dorada y el “Castillo Azul”, esta última



Sueños de construcción

Esta edificación era una casa de campo, que con el paso del tiempo se considera como “la joya tarijeña”.

Esta casona fue construida inmediatamente después de terminar la Casa Dorada, otra obra de gran valor de Tarija; su infraestructura fue diseñada y construida por los hermanos Camponovo quienes utilizaron adobes de barro, ladrillos, cal, piedra, yeso y madera rolliza. Este Castillo cumplía las funciones de casa de campo porque estaba rodeada de jardines y plantas traídas de diferentes partes del mundo, que fueron encomendadas por los esposos Navajas.

Cabe mencionar que esta edificación cuenta con muchas historias que se tergiversaron a través del tiempo, por ejemplo, que servía como un banco privado que emitía su propia moneda papel, o que el parque Bolívar era el principal jardín del castillo. Sin embargo, ninguna es cierta.

historias urbanas

El actual propietario es don León Rengel Martínez y él vive en este lugar junto a su familia, integrada por doce personas, quienes utilizan los ambientes de manera privada.

El Castillo constantemente es sometido a mantenimiento y se trata de conservar el diseño original mediante fotografías. Hay cosas intactas, como algunas puertas, y cuadros de pintura. Por ello es que Rengel recibió reconocimientos a nivel internacional por preservar el Castillo Azul, por ejemplo, plaquetas recordatorias de Perú, Colombia, entre otros.

En realidad la casa es privada, pero pueden visitarla turistas, previa coordinación con el dueño.

Es decir, que reciben grupos de visitantes, no todos los días. Los arreglos y el pintado del Castillo los paga Rengel de manera personal. No quiso dar detalles de los gastos porque es parte de su cariño a favor del patrimonio de Tarija, ya que representa algo único en su vida. Lo llama la “joyita”.

En este sentido, es que no tiene pensado vender el Castillo o convertirlo en un museo, aunque le ofrecieran una gran cantidad de dinero. Pero está presto a ceder sus espacios para realizar actividades culturales en sus salas, como presentaciones de libros.

De todas maneras, don León tiene la intención de conseguir una galería de fotografías de personajes de Tarija como, ex presidentes y ex alcaldes destacados, para luego instalar una biblioteca y exponer los libros que tiene de colección, que servirán para impartir conocimientos a las nuevas generaciones.

“El Castillo es un atractivo único de Tarija. Los países europeos tienen sus castillos y los saben preservar, lo mismo ocurre en Tarija. Esta obra es interesante porque tiene sus singularidades especiales”, mencionó Rengel.

¿FANTASMAS?

Al respecto el propietario comentó que en un tiempo se escuchaban ruidos en el interior del Castillo, por ejemplo, golpes en las puertas en horas de la noche, antes de dormir. No solamente él escuchaba los sonidos raros, sino también gente ajena que visita y se quedaba en el lugar.

“Estos ruidos eran constantes, por lo menos una vez al mes, pero dejaron de escucharse”, indicó Rengel.

Otro hecho que llamó la atención es que hubo una persona, hace años, que sacó una fotografía al Castillo de la vereda del frente, en pleno atardecer, y la imagen mostró una virgen por encima de la infraestructura.

El Castillo sirvió para reuniones familiares y cenas con distinguidos artistas y autoridades a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, recuerda la visita de los alcaldes de Jujuy, Salta y Palpalá. También se acuerda de la exposición de libros de autores tarijeños después de culminar la restauración.


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