miércoles, 2 de mayo de 2012

Turistas prefieren viajar en tren para apreciar los paisajes del altiplano

Los turistas que arriban a la ciudad de Oruro, muestran gran interés por viajar en tren, porque prefieren apreciar los paisajes del altiplano, además de gozar de una travesía tranquila mecidos por el lento movimiento del vagón.

En Oruro, el ferrocarril fue inaugurado el 15 de mayo de 1892, este dato aún se conserva y está expuesto en el proyecto piloto del Museo Histórico del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro, en el acta que corresponde al inicio de actividades de la empresa.

Desde la aparición del tren en el mundo, éste logro tecnológico fue considerado como un avance para acortar distancias y hacer más fácil el traslado de mercancías y pasajeros de un lugar a otro. En el caso de Oruro el ferrocarril transportaba minerales provenientes de los centros mineros a la ciudad para su respectiva fundición y posterior comercialización.

Para este departamento, el tren significó un nivel de desarrollo importante, ya que varias estaciones se encontraban en este sector, desde donde se transportaba mineral. Por ejemplo en Paria, Huanuni, e incluso en la ciudad existían vías férreas que conectaban con las diferentes minas como San José en el lado Noroeste.

Parte de la historia se generó a raíz de la llegada del tren a Bolivia y, esencialmente a Oruro, siendo así los pioneros en el país, en contar con este medio de transporte, muchos de los turistas se sienten atraídos por el encanto de esta forma de viaje.

El viaje en tren es una experiencia inolvidable, ya que uno tiene la oportunidad de imaginar cómo los viajeros de antaño se transportaban hasta llegar a su destino y cómo en la actualidad, algunos de los vagones más famosos, además de las vaporinas, formaron parte de la filmación de algunas películas bolivianas y también de producción extranjera.

En ésta gestión la estación de trenes de Machacamarca se convirtió en el centro de atención de la nueva producción fílmica "Carga Sellada", así como Uncía - Potosí también fue el escenario de en algunas escenas de la película boliviana "Los Andes no creen en Dios".

Sucesivamente este medio toma más importancia, pero desde un punto de vista de promoción turística. Actualmente se cuenta con un museo completo de trenes en el municipio de Machacamarca, catalogado por turistas de Alemania y Francia como uno de los mejores por el cuidado y mantenimiento de las maquinarias que son mudos testigos de la historia que se generó en ésta región de Bolivia.

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