domingo, 15 de junio de 2014

Oferta ecoturística espera a los visitantes de Urkupiña

El ecoturismo se afianza como una de las principales ofertas de Quillacollo. La actividad consiste esencialmente en que el turista disfrute de sus vacaciones, se contacte con la naturaleza y se replantee conocer primero el departamento.

El turismo ecológico privilegia la sostenibilidad, la preservación y la convivencia con la naturaleza. Asimismo, contempla la conservación de especies forestales y de animales, el turismo de aventura y el disfrute de la gastronomía. No en vano una de las rutas turísticas de Quillacollo es el “circuito natural”, según el director de Cultura y Turismo del municipio, Édgar Vargas.

Quillacollo recibió en 2013 al menos un millón de turistas durante la Festividad de la Virgen de Urkupiña. Sin embargo, la llegada de los visitantes se extiende hasta septiembre en torno a este acontecimiento religioso de integración nacional.

El responsable de Promoción Turística de la Gobernación, Pablo Hinojosa, señaló que en Cochabamba “se priorizan tres conceptos en cuanto a turismo, la festividad de Urkupiña, la gastronomía y la naturaleza de la región del trópico. Urkupiña, es la única actividad con fecha determinada”, señaló.

La mayoría de los visitantes llegan del norte argentino, Chile, España, Estados Unidos y de Europa. Sin embargo, “el turismo no tiene jurisdicción ni fronteras, el turista no discrimina”, mencionó el periodista especializado en turismo y director de la revista Rutas de Bolivia, Sistor Uturuncu.

Ante la llegada de una cantidad interesante de turistas para Urkupiña, Quillacollo ha fortalecido su infraestructura hotelera y sus centros de recreación. Hoy en día el lugar cuenta con restaurantes, hoteles y centros privados ecoturísticos.

Son parte de esta oferta el Centro Eco Turístico El Poncho y el Hotel Ecológico Planeta Luz. También, están los restaurantes y quintas Viva Vinto y la Casa Campestre, así como el Centro Ecuestre Tunari y el Aviario de Quillacollo.



Otros circuitos

El “circuito natural” es sólo una de las ofertas que promociona el municipio de Quillacollo. Vargas resaltó que el circuito religioso es el más exitoso e incluye visitas al Calvario en el cerro de Cota, al templo San Ildefonso y a la iglesia de El Paso, la más antigua del país. En segundo lugar en importancia, le sigue el circuito arqueológico, que tiene su eje central en las qollqas (silos) de Cotapachi y el proyecto del museo de Sierra Mokho.

La alcaldía realizó un proyecto de recuperación de los silos incaicos a fines de 2010. Sin embargo, en el último tiempo el sector se ha deteriorado y sólo cobra realce en la fiesta de Sara Rayme o del maíz, que coincide con el soliscticio de invierno. El lugar fue un importe depósito de alimentos durante el incario por su cercanía con la laguna de Los Incas hoy conocida como Cotapachi.

Para finalizar, está el circuito histórico arquitectónico, con estructuras de la colonia y la república, dijo. A pesar de su crecimiento, el municipio conserva una arquitectura colonial y republicana valiosa que sobresale en las calles que rodean el centro histórico. Se estima que antes y durante la fiesta de Urkupiña, Quillacollo recibe al menos un millón de visitantes. Sin embargo, quienes más se dedican a conocer los lugares de ecoturismo son los extranjeros.



GASTRONOMÍA

Aprovechan naturaleza y sabores

Para el periodista especializado en turismo, Sistor Uturuncu, el ecoturismo tiene también exponentes importantes en la comunidad de Apote (Tiquipaya). En Sipe Sipe, son famosos los balnearios. Ya en Vinto, uno de los lugares más exitosos es Pairumani con espacios de recreación y cascadas.

En el turismo y ecoturismo, la gastronomía juega un papel muy importante. Uno de los lugares que más resaltan los responsables de turismo es Viva Vinto, un restaurante turístico que une naturaleza y el sabor criollo. El centro se encuentra en la avenida Alvina Patiño, en el kilómetro 16,5. Abarca un terreno de dos hectáreas, comprende árboles frutales, nativos y exóticos como sauces, molles, eucaliptos y ceibos. Entre sus especialidades está el pampaku, los picantes, el charque, el piquemacho, el conejo lambreado y otros. Para la diversión de los niños, cuenta con un área infantil y una gran piscina de arena.

Otras alternativas son la Casa Campestre (hotel y restaurante), La Campiña (que reabrirá a fines de julio), Wuayruru y la quinta Chernobil, al sur de Quillacollo.



UNA DIVERSIDAD DE ATRACTIVOS

TURISMO COMUNITARIO
Una actividad que se fortalece

Al norte de Quillacollo están las cascadas, montañas, áreas de deporte- aventura y el Parque Tunari. La mayoría de los turistas que suben hacia el Tunari, van por Quillacollo, mencionó Édgar Vargas.

Para apreciar la naturaleza, existen guías capacitados en las mismas comunidades de la reserva. Los bosques de Chocaya son el mejor ejemplo de este turismo comunitario. Se puede practicar a cielo abierto bicicleta y rappel. Todo el año hay servicio de albergue, gastronomía de la zona y camping para quienes lo deseen, en un área turística adecuada.

Otro bosque es Potrero. Es un lugar más tranquilo y con rutas para trekking, una modalidad de excursión en zonas poco tradicionales y en la montaña. Este bosque está cerca de la zona productora de flores de Bella Vista.

Y si se mencionan ejemplos de turismo comunitario también está Misicuni. El lugar ha empezado a implementar esta atención al turista, con albergues y un internado. Los lugareños son capacitados para guiar y atender a los turistas y así puedan incluso pescar su propia trucha y pasear por la represa que aún está en construcción y se espera que esté para 2015.



EMPRENDIMIENTOS NUEVOS
Para conocer y respetar a otras especies

Los emprendimientos privados que tienen más fines educativos que turísticos también abren sus puertas a los visitantes, en un marco de respeto a los animales. Un ejemplo es el Aviario de Quillacollo, con al menos 360 aves, entre papagayos, patos, faisanes, guacamayos y, especialmente, loros. Éste es un centro especializado en reproducción de aves en peligro de extinción, abierto para colegios, científicos, voluntarios y visitantes, previa reservación y en visitas cortas.

El aviario está abierto el martes y domingo, sólo de 15:00 a 17:00. Las entradas están entre 10 y 15 bolivianos. Pero, también pueden hacerse aportes en alimentos para aves, como alpiste, maíz, semillas de girasol, plátanos, mijo y mandarinas. Los números de reserva son el 70712273, 4224414 y 75920000.

El Centro Ecuestre Tunari ofrece ecoturismo a trote de caballo. Los recorridos pueden durar desde media hora hasta cinco. Los destinos son Pandoja, Chicaya, Qollqas de Cotapachi, El Paso, y otros que los turistas pueden pedir. El costo por media hora es de 50 bolivianos. Es necesario hacer reservas para que se organicen los caballos, recursos y guía (4363292 – 77430506).



SALUD Y NATURALEZA
Terapias y descanso en una sola opción

Terapias, spa y un alojamiento ecoturístico son parte de la oferta del centro ecoturístico El Poncho, ubicado en la zona de Marquina, El lugar surgió como un proyecto demostrativo. Está hecho de materiales ecológicos como el adobe y la jatata. La iniciativa comenzó con Enrique Hidalgo y lo continuó la familia Deglane. Ahora es un hotel que ofrece alojamiento en 13 cabañas de diferentes tamaños y características, pero con una identidad común: la cercanía a la naturaleza. Se ofrecen desde techos para apreciar las estrellas hasta servicios de spa con tina terapéutica y masajes.

Por la festividad de Urkupiña, hay paquetes desde dos hasta siete personas que cuestan de 450 hasta 1.120 bolivianos por noche. Hay precios especiales por delegaciones y tiempo.

En la misma zona se encuentra el Centro de Terapias Alternativas Planeta Luz, creado en 1990 a raíz del movimiento ecologista Pachamama. Con una capacidad para 100 personas. Forman parte de su oferta las terapias naturales y manuales, dietas saludables y todas las comodidades de un hotel en armonía con la naturaleza. Los precios van desde 20 hasta 75 dólares, para una y cinco personas.

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