martes, 31 de mayo de 2011

“Vino por metros”, el tentador atractivo de Valle D’Vino

La idea de beber vino por metros nació hace seis años en Valle D’Vino. Sólo en lo que tardó Jesús Romero en ir y volver por una damajuana para invitar a los visitantes del lugar, concibió, en gran parte, los rasgos característicos que tiene esta ceremonia.

La ceremonia para homenajear al vino y a los amigos está por empezar. Sobre una mesa, en cuyo alrededor se encuentra un grupo de amigos, considerados así a quienes visitan Valle D’Vino, un hotel que se halla en la localidad de El Valle de la Concepción, está una botella de damajuana con vino. De ella salen una caña a la que está sujeta una “manguerita” de dos metros de longitud.

“El destape de la damajuana y la degustación del vino por metros”, es el nombre que se le dio a la ceremonia. Con este acto se homenajea al vino “porque es la bebida única en el mundo”. “Existe desde hace 6000 años antes de Cristo, y es originaria de la antigua Mesopotamia”, comenta Jesús Romero, el dueño de Valle D’Vino. Él es el encargado de hacer un preámbulo a la degustación de vino por metros, contando parte de la historia de esta bebida. El Valle es la “nueva Mesopotamia, tenemos el río Camacho y el Guadalquivir, mientras que en la antigua Mesopotamia, estaban el Eúfrates y el Tigris”, afirma.

“Los expertos dicen que el vino es la bebida de los dioses, por eso es que la cultura sumeria tenía su diosa del vino que se llamaba Gestín, que significa madre sepa o planta de vino. Los egipcios tenían su dios del vino, que se llamaba Osiris. De los griegos era Dionisius; de los romanos, Baco; los de la cultura actual occidental también tenemos nuestro dios del vino, que es Jesucristo. Por eso el vino es muy especial y como especial es el vino, también lo son los amigos que visitan esta casa”.

Mientras los amigos de Valle D’Vino escuchan atentos al anfitrión, éste invita a que uno de ellos destape la damajuana. Al que se anima, le indica que ponga la mano del lado en que está el corazón, encima de la tapa del envase en que se encuentra el vino. Por ser ésta la persona, de entre todas, la que se animó a destapar la damajuana, tiene el derecho a pedir tres deseos. Uno para si mismo, otro para su familia y un último para Valle D’Vino.

Los deseos, después de unos segundos de ser concebidos, están listos en la mente, pero debe decírselos públicamente para que se cumplan, y por cada deseo mencionado hay una ovación de aplausos por parte de los presentes.

“Dicen que los seres humanos somos muy complejos. Pensamos una cosa y decimos otra, pero como usted pensó y dijo lo que pensó, por eso tiene el derecho de destapar la damajuana”, señala Jesús Romero, una vez que se hicieron públicos los deseos. “Ahora destape la damajuana”. Cumplido el mandato, nuevamente se escuchan los aplausos.

La “manguerita”, como la denomina el anfitrión, a partir de ese momento, ya no es tal, sino que se convirtió en un “vinómetro”, un instrumento creado especialmente para ser utilizado en la ceremonia. “Es el que mide la cantidad de vino de primera calidad, como es el que se degusta en Valle D’Vino”. La persona que destapó la damajuana bebe un trago de vino que pasa por el vinómetro, por cada deseo, y para que se cumplan los tres anhelos bebe dos metros de vino.

Los demás visitantes ya no tienen el privilegio de pedir los deseos, pero sí el de degustar dos metros de vino después de decir una frase relacionada a la bebida, como ésta, que es tradicional: “Si vino a Tarija y no tomó vino, entonces a qué vino”, u “hombre que no bebe vino y no besa está peor que muerto”. “Vino divino, dulce alimento que haces afuera éntrate adentro”. “El vino es para los reyes y el agua para los bueyes”. Así como éstas, Jesús Romero también sabe muchas otras que comparte con sus amigos.

Mientras se degusta del vino, los visitantes también comparten coplas como las que dicen: “Quisiera ser pescadito, chiquitito y nadador, para entrarme a tu pecho y nadar en tu corazón”, o “Con qué ojitos te mirara, con que boquita te hablara, a la primera palabra tu corazón se ablandará”. Además se comparte comida típica de la región.



¿CÓMO Y CUÁNDO SURGE LA IDEA DE BEBER VINO POR METROS?

La idea de beber vino por metros nació hace seis años en Valle D’Vino, un local que se encuentra en la localidad de El Valle de la Concepción, en el municipio de Uriondo, ubicado a 31 kilómetros de la ciudad de Tarija. Valle D`Vino es denominado así porque “es de vino y de Dios, es decir, divino”.

En ese tiempo, una asociación de taxistas se reunió en el lugar para festejar el logro de obtener su personería jurídica. Después de la cena, los cerca de 50 integrantes de esa organización estaban callados y más “parecía un velorio, que una fiesta”, recuerda Romero, quien decidió regalarles una damajuana. Y en lo que iba y volvía con la bebida, concibió casi el 80 por ciento del trámite de la ceremonia, que luego compartió con los visitantes, formándose una “fiesta total”.

“La ceremonia del vino por metros no funciona en otro espacio que no sea en Valle D’Vino. Se intentó hacer en otro lugar, pero no es lo mismo que hacerlo aquí, porque es exclusivo de este lugar”.

“Día que no se bebe vino es día perdido”, comenta Romero, quien es un artista en la elaboración de vino. “Para hacer un buen vino hacen falta tres condiciones: que haya un aventurero que produzca la uva, que haya un poeta que lo elabore y un enamorado que lo beba. Por eso el vino es aventura, poesía y amor”.

Al lugar llegan personas del interior y exterior del país, “pero los especiales son los visitantes de la región”.



ALGUNAS OTRAS CARACTERÍSTICAS DE VALLE D`VINO

En Valle D’Vino, además de servirse el vino por metros, hay lugares de descanso, esparcimiento y espacios destinados a la cultura chapaca. Tiene seis hectáreas de extensión. Allí se puede hacer un recorrido y visitar el patio El Paraíso, que es el principal atractivo del lugar. Allí está la “Ventana de las curiosidades”, en la que están inscritas frases acerca del vino y el proceso de elaboración y degustación de esa bebida. Cerca de ese patio hay viñedos en los que se producen 25 variedades de uva.

El museo es otro de los espacios característicos del lugar. Allí se conservan objetos de cientos de años, como restos de fósiles, piedras y vasijas de la cultura Churumata y la de los incas. Los objetos de cuero de vaca y lana de oveja, que eran elaborados por campesinos del lugar, como bolsos, petacas y prendas de vestir, también están en allí. Objetos hechos por la naturaleza, como panales de miel, los nidos de pájaros, troncos de árboles, que tienen imagen de animales o personas, y que se guardan como reliquias.

Forman parte del Valle D`Vino: una piscina, la vista de las “Torres gemelas”, que son de la iglesia del Valle de la Concepción; un lugar para conservar vino, que fue denominado “La cabaña encantada del pastor”; una destilería, que está en proceso de construcción, al igual que una discoteca y el karaoke “El Fandango”; el patio de comidas, la vinería y la tienda de artesanías.

En Valle D’Vino también se realizaron las primeras cuatro versiones de la “Fiesta del vino nuevo”, en la que se hicieron diversas actividades, pero principalmente se tomó el vino del año.

La “Fiesta de la copla y la cueca chapaca” también se la hace en Valle D’Vino cada fin de gestión, para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo. En ella se degusta vino, se comparte las comidas de la región y se divierten además con los juegos tradicionales.

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