lunes, 16 de julio de 2012

17 calles de la Colonia se resisten al olvido del tiempo

Es imposible imaginar la etapa colonial de La Paz sin las primeras calles empinadas y angostas que permitieron su extensión y crecimiento urbano. Hubo al menos 17 senderos de tierra, y después de piedra, que forjaron la historia de la hoyada paceña y que, actualmente, persisten, aunque bajo otra nominación.

Por ejemplo, la calle Comercio, inundada de galerías, negocios y vendedores, siempre estuvo asociada a la transacción, desde la fundación de la ciudad, e inclusive llegó a tener hasta seis nombres diferentes.

Entre 1548 y 1871, la vía recibió pintorescas nominaciones como la calle de los Mercaderes; la calle de la Cárcel o del “último suspiro”, puesto que allí existía un centro penitenciario; la calle Santa Bárbara, por la cercanía con un templo religioso del mismo nombre, y también como la calle de las Ollerías, del Mercado de la Leña y Real, todos ellos vinculados a las transacciones populares realizadas entre chuk’utas y no chuk’utas.

REBAUTIZADAS. Las restantes 16 vías que cambiaron de nombre, aunque con menor frecuencia, fueron las calles Sucre, Indaburo, Ingavi, Potosí, Mercado, Socabaya, Ballivián, Jaén, Pichincha, Genaro Sanjinés, Yanacocha, Junín, Bolívar, Ayacucho, Colón y Loayza, de acuerdo con la información anotada en el texto La Paz Colonial, un paseo por la historia de la ciudad, elaborado por Carlos Gerl y Randy Chávez, de la Unidad de Patrimonio Inmaterial de la Alcaldía de La Paz.

Otra curiosa calle colonial es la Mercado, que cambió cuatro veces de nombre. Debido al olor de hierbas y medicinas caseras de las “chifleras”, la gente le decía Thujsa (hedionda). También fue denominada San Agustín, por el templo que alberga al lado del Palacio Consistorial; Lemus, en honor al virrey del Perú, y Riverilla, por el apellido de un hombre que cedió sus terrenos para ensanchar el entonces callejón.

Los nombres coloniales de estas 17 calles se fueron perdiendo desde el levantamiento indígena de Túpac Katari, en 1781, que dirigió un cerco que dejó al borde del abismo a los paceños de entonces. Actualmente, de acuerdo con Chávez, una de las últimas tendencias para registrar las vías está enfocada en denominativos de plantas nativas como Los Geranios, Las Retamas o Las Kantutas.

Sin embargo, la imaginación de los vecinos proponentes es variada. Mientras que algunos prefieren nombres de poblaciones, puertos o provincias del departamento, otros apelan al homenaje de personajes póstumos contemporáneos. Tal es el caso de la plaza Ana María Romero de Campero, en el barrio de Sopocachi, o de la avenida Cristina Corrales, en Bolognia; ello, según la lista de nominaciones de la Unidad de Patrimonio Inmaterial de 2010 y 2011.

Sin duda, las calles del pasado, testigos y cómplices de la historia, se resisten al olvido. Como dice el poeta y narrador Jaime Saenz en su memorable Imágenes paceñas: “En el más oscuro confín de algún barrio, en un olvidado callejón cuya boca se abre a quién sabe qué precipicio; (...) en la puerta ignorada de algún zaguán, o en la piedra lisa y lavada que reposa años de años en una plazuela quizá innominada; allí puede encontrarse el espíritu de la ciudad”.

En el municipio existen 3.859 vías registradas

A la fecha, un total de 3.859 avenidas, calles, callejones y pasajes, brindan vida a la ciudad de La Paz.

De acuerdo con los datos procesados por la Dirección de Investigación e Información Municipal de la Oficialía Mayor de Planificación para el Desarrollo, estas vías corresponden a los 22 macrodistritos presentes en el municipio y no se contabilizan a las que todavía no tienen una nominación oficial.

Al respecto, la asignación de nombres es un proceso que se inicia con el consenso de las juntas vecinales. Para ello, la nominación debe estar relacionada con algún hecho histórico, homenaje póstumo y debe preservar las costumbres y tradiciones paceñas.

Según los lineamientos emanados del Reglamento Municipal de Nominación de Vías Públicas y Registro de Propiedad Horizontal, los órganos que intervienen para aprobar cualquier nominación son el Alcalde, la Oficialía Mayor de Culturas y el Concejo Municipal.

Es así que la nómina de asignaciones de la Unidad de Patrimonio Inmaterial ha registrado 134 nuevos nombres el año pasado, entre calles, plazas, avenidas, sedes sociales, unidades educativas, pasajes y parques, entre otros.

El responsable de esta unidad, Carlos Gerl, explica que desde la aprobación de la normativa municipal, los registros fueron en ascenso en los últimos años.

En 2008 apenas llegaban a 96, en 2009 se incrementaron a 147, en 2010, se llegó a 125 y este año, se espera aumentar esta última cifra.


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