domingo, 21 de septiembre de 2014

Turismo e historia en el parque Cotapata

Charobamba es una comunidad de Sud Yungas ubicada en el límite del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata (PNANMI). A ese lugar entre 1938 y 1940 llegaron judíos europeos que escaparon del régimen nazi que gobernó Alemania entre 1933 y 1945. Esta información se encuentra en el museo Migración Judía a Bolivia 1938 - 1940, inaugurado en enero pasado en esa población.
Miradas llegó a la localidad al ser parte de la comitiva -conformada por autoridades, medios de prensa y estudiantes- que hizo el recorrido organizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) en la semana de las "Áreas Protegidas”. El recorrido se hizo por la vía asfaltada que conecta los límites del PNANMI situados en la Cumbre de La Paz y el puente Elena en Sud Yungas.
El primer lugar que se visitó fue el campamento de la cumbre que está a 4.900 metros sobre el nivel del mar; en el sitio la temperatura en invierno desciende hasta - 15 grados centígrados. El director del PNANMI (a.i.) Rolando Zapana explicó que cuentan con nueve guardaparques, los cuales rotan cada tres meses entre los campamentos de la Cumbre y de puente Elena. En cada campamento hay cuatro funcionarios que cumplen turnos de 24 días y gozan de un descanso de seis jornadas.
La Apacheta
Frente a las instalaciones hay una laguna, en cuya orilla había varios ciclistas que se preparaban para descender por el camino prehispánico de El Choro, que comienza justo al frente de la Apacheta.
La Apacheta es un lugar sagrado para la cultura andina, ya que tiene gran afluencia de gente, que sobre todo en el mes de agosto acude a hacer ofrendas a la Pachamama. Desde el sitio se observan varias cumbres nevadas, pero llama la atención el mirador Kolini, de donde, según explicó el guardaparque Santos Mamani Choque, "se puede observar el valle de Zongo y Chucura”.
Los funcionarios acompañan a los visitantes que quieren acceder al mirador cuando las condiciones climáticas lo permiten, pues el panorama despejado puede cambiar y rápidamente tornarse diáfano.
Mientras se cumplía con un acto de rigor, en pocos minutos la neblina cubrió totalmente el paisaje y apenas se podía distinguir a pocos metros de distancia; además, la temperatura descendió tanto que obligó a los visitantes a buscar cobijo en los vehículos.
camino de la muerte
Luego de descender por la carretera desde la Cumbre llegamos al inicio del "camino de la muerte”, que tiene fama internacional luego de la difusión del programa Rutas Mortales por History Channel. El Director del parque (a.i) Rolando Zapana criticó a ese programa, pues en el mismo no se mencionó que la vía es parte del área protegida y los productores no coordinaron con las autoridades para la filmación, afirmó.
Tras la difusión de la producción en diferentes países, el "camino de la muerte” logró mayor celebridad, tal como expresaron algunos turistas que pasaron en un bus cargado con varias bicicletas. El descenso hasta Yolosa en bicicleta demora entre dos y tres horas, explicó el guardaparque Natalio Flores Mayta.
Azucarani
Luego de conocer el lugar donde comienza el famoso camino continuamos el descenso y llegamos al mirador Azucarani.
En ese lugar Miss La Paz 2014, Mariela Rivera, el viceministro de Medio Ambiente, Roberto Salvatierra, otras autoridades y algunos miembros de la prensa plantaron varios álamos, los cuales, según el director de Planificación del SERNAP, Eduardo Durán, en cinco años tendrán una altura de tres metros.
Desde el mirador de Azucarani se distingue las poblaciones de Coroico y Pacallo, además de varias serranías y nevados. La altura del lugar es de 2.400 metros, explicó el técnico responsable de Turismo del PNANMI, Gustavo Cruz. Luego de comer un sándwich y tomar una Coca Cola continuamos el viaje. Promediaban las 11:30.
Puente Elena
En puente Elena la altura es de 900 metros sobre el nivel del mar, y en uno de los extremos de la estructura está el campamento de los guardaparques. Llegamos al lugar poco después del medio día.
La principal actividad de estos funcionarios es el patrullaje que puede ser de tres tipos: rutinario, especial en situaciones de emergencia, y de exploración. Este último se refiere a las incursiones al núcleo del parque para verificar que no haya asentamientos. Según el responsable del Sistema de Protección del SERNAP, Iván Morales, también se monitorea el agua debido a las actividades mineras que se desarrollan en la zona.
Los guardaparques cuentan con motocicletas y un vehículo; en ocasiones ellos tienen problemas con los habitantes, sobre todo cuando éstos les piden aventones. Al cumplir sus labores oficiales, los funcionarios no pueden satisfacer esos pedidos, lo cual, según Zapana, genera el recelo de los comunarios.
Luego de conocer rápidamente el campamento Elena fuimos al hotel Villa Verde, donde comimos una sopa de maní y una sajta, acompañados con una refrescante y helada Coca Cola. La temperatura sobrepasaba los 25 grados centígrados.
Después del almuerzo, el grupo se dirigió a Charobamba. Las personas que deseen visitar el lugar y vayan en movilidad pública pueden solicitar en puente Elena que uno de los vehículos que hace recorridos entre Coroico, Tocaña y otras poblaciones les conduzca a la localidad donde está el museo.
Colonia judía
Charobamba fue uno de los destinos de los judíos que llegaron a Bolivia entre 1938 y 1940. "Han llegado a una expropiedad del señor (Mauricio) Hochschild, que fue antes el dueño de esta comunidad”, explicó uno de los impulsores del museo, Javier Linares.
En el edificio del museo, a fines de los años 30 y principios de los 40 funcionaba la gerencia de la Sociedad Colonizadora de Bolivia (Socobo) que tenía la misión de apoyar a los colonos. El papel de Hochschild fue fundamental. "Para cada una de las familias judías hizo viviendas en Santa Rosa, Polo Polo y mayormente en Charobamba”. También había una escuela para los niños judíos. "La profesora de esa escuela era la señorita Ruth que era hija del gerente Wolf”, explicó.
La llegada de judíos en aquellos años ocurrió a partir de la promulgación en junio de 1938 de un decreto supremo del presidente Germán Busch, que tenía el objetivo de impulsar la colonización y la producción agrícolas.
La mayoría de judíos ingresó al país con visa de agricultor, pero en realidad, ninguno de ellos sabía de aquel oficio, pues en Europa eran músicos, profesores, médicos e incluso rabinos. El comunario O’Connor Carrafa recuerda, por ejemplo, que un médico israelita le curó cuando enfermó de malaria.

"En Caiconi, que ahora es Villa Fátima, Hochschild compró una casa y unos terrenos en los que enseñaban agricultura (a los judíos)”, explicó el coordinador General del museo, Boris Moller. Se tenía la idea de instruirlos en la agricultura, para luego enviarlos a Charobamba; para ello el magnate del estaño incluso contrató a un técnico italiano. "Se llamaba Felipe Bonolli, que tuvo un emprendimiento exitoso con los italianos colonizadores en Argentina”, aseguró Moller.

Los guardaparques cuentan con motocicletas y un vehículo; en ocasiones ellos tienen problemas con los habitantes, sobre todo cuando éstos les piden aventones.

Rápida marcha
La experiencia no duró mucho tiempo, pues a los pocos años los judíos comenzaron a marcharse. "El 41 empezaron a salir sucesivamente”, afirmó Linares, al mencionar que sólo se quedaron Hans Homburger, que era gerente de Socobo y una persona de apellido Wolf.
La experiencia llegó definitivamente a su fin con la Reforma Agraria emprendida por el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). "El Gobierno (del MNR) y las Federaciones de Campesinos obligaban a que los empresarios firmen contratos con ellos para trabajar”. "Se firmaron los contratos pero la gente del lugar no iba a trabajar porque sabía que de algún modo al estar abandonadas las tierras, les iban a pertenecer a ellos”, explicó Moller. "Así se derrumbó todo”.
La refacción
La refacción de lo que en décadas pasadas fue la sede de la Socobo fue posible gracias al apoyo de la Embajada de la República Federal de Alemania; el Círculo Israelita; los comunarios de Charobamba como Javier Linares y Boris Moller, quienes no cejaron en su empeño por ver la obra concluida; y la gestión y fiscalización de las autoridades del área protegida.
La idea surgió en 2004. Cuando el ministro de Cooperación y Desarrollo de la República Federal de Alemania, Dirk Niebel y el exembajador, Philipp Schauer visitaron Charobamba, los comunarios les presentaron el proyecto y en ese momento, recordó Moller, un fuerte viento sacudió la calamina del techo del vetusto edificio, tras lo cual Niebel dijo: "Veo que han organizado un poco de viento aquí”, y se comprometió a ayudarles.
El director (a.i.) del parque Rolando Zapana explicó que el exembajador Schauer también tenía curiosidad por conocer Charobamba ya que le contaron que en la población había una "casa judía”.
Luego, el ex representante diplomático en Bolivia impulsó la refacción para lo cual se coordinó con los funcionarios del parque. "Nosotros como parque hemos mandado notas a la Embajada (…) reforzando a las que las autoridades (locales) enviaron en ese tiempo”, recuerda Zapana.
El museo Migración Judía a Bolivia 1938 - 1940 tiene cuatro áreas. En el ambiente central se explica la historia de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto; en dos salas se explica la vivencia de los judíos en Charobamba y la vida de israelitas destacados en la ciencia, empresa y deporte bolivianos, entre otras ramas. Y en la terraza hay información sobre el parque Cotapata y su biodiversidad.
Como la gestión del museo se hizo a través del área protegida, los guardaparques fiscalizaron las obras de refacción. Esta fue una más de las actividades de los funcionarios que se sumó a los patrullajes, la prevención de incendios, la concientización y más.
Luego de conocer Charobamba el grupo retornó a La Paz, casi al anochecer. El director del PNANMI, (a.i.) Rolando Zapana, se despidió y se quedó en el campamento de puente Elena.

Hotel Bolivia
El museo fue entregado en enero de este año por el actual embajador de Alemania, Peter Linder y el presidente del Circulo Israelita, Ricardo Udler, como se explicó en la edición de Miradas del 9 de febrero de 2014.
El Coordinador del museo, Boris Moller, en esa ocasión solicitó a los representantes alemanes el libro de Leo Spitzer, Hotel Bolivia, que es una de las obras que aborda la llegada de judíos al país. Hace pocas semanas recibió una llamada del segundo aecretario de la Embajada del país europeo, York Malter y su esposa Esther Malter, quienes consiguieron la publicación.
En el museo, el comunario mostró el libro y especialmente el capítulo llamado Buena Tierra, que se refiere a la experiencia de los colonos hebreos en Charobamba. Se trata de una publicación en inglés, que ahora los incansables Boris Moller y Javier Linares están empeñados en traducir.

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