viernes, 22 de agosto de 2014

Los mochileros, asiduos visitantes de la ciudad de La Paz

Mochila al hombro, cámaras fotográficas y vestimenta ligera, son las características de los turistas mochileros que llegan a la ciudad de La Paz para disfrutar de la variedad de paisajes, visitar lugares de interés, disfrutar de la gostronomía y empaparse de la cultura.
Los turistas mochileros que llegan con mayor frecuencia a la urbe paceña proceden de Sudamérica y Europa. Los sudamericanos lo hacen durante los primeros meses del año, mientras que los europeos arriban a mediados de año coincidiendo con sus etapas vacacionales. La mayoría tiene un mismo recorrido: visitar atractivos turísticos, comprar prendas de vestir, probar platos típicos y conocer centros de la cultura nacional. Su estadía en la ciudad varía de dos a siete días.
Página Siete consultó a 15 dueños y representantes de hoteles, hostales, restaurantes y tiendas de las calles Comercio, Catacora y Sagárnaga, las más emblemáticas del centro de la ciudad, sobre el flujo, gustos y demandas de los turistas extranjeros denominados mochileros.
Ellos confirman que la afluencia de este tipo de turismo se produce en dos temporadas de cada año. En la primera, entre febrero y abril, llega una mayor cantidad de turistas argentinos, brasileños, colombianos e israelíes; en cambio, en la segunda temporada, durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre, arriban con más frecuencia alemanes, franceses, ingleses y japoneses.
La vista panorámica que ofrece el recorrido por la autopista que conecta las ciudades de La Paz y El Alto es uno de los momentos más recordados por los turistas. Claudette Orgaz, de nacionalidad francesa, lo recuerda con una sonrisa dibujada en su rostro. "Mientras íbamos por la autopista con mi esposo, me gustó mucho ver los nevados y la forma que tiene la ciudad, creo que es una ciudad única en el mundo. Son imágenes que te quedan en la cabeza para siempre”.
Al arribar al centro de ciudad, la primera búsqueda es para encontrar restaurantes donde puedan servirse un plato típico de la gastronomía paceña. Según las personas consultadas en estos restaurantes ubicados en el centro paceño, las comidas más solicitadas, cuyos sabores y texturas deleitan el paladar de los visitantes, son el anticucho, filete de llama, plato paceño, chairo, sajta, salteñas y croquetas de quinua.
Armin Weinberg, de nacionalidad inglesa, mientras sujeta su mochila en la que lleva ropa, una bolsa de dormir, dos botellas de agua y accesorios personales, asegura que la comida boliviana es una de las mejores que ha probado en el mundo y que quedó impactado por la arquitectura y los paisajes de la ciudad.
Luego de disfrutar de la variedad de platos que ofrece la gastronomía paceña, generalmente se dedican a visitar los atractivos turísticos que ofrece la ciudad. Los lugares más visitados son los museos, miradores, calles del casco viejo de la ciudad, la Feria 16 de Julio (El Alto) y el Valle de la Luna y muchos de ellos incluyen en su recorrido, la visita al nevado Huayna Potosí, como confirma María Choque, del Hostal Austria.
Guadalupe Mamani, de la tienda Uyuni, trabaja hace varios años vendiendo prendas de vestir a los turistas mochileros. Ella asegura que destinan por lo menos una tarde a la compra de prendas para llevarlas como un recuerdo a su país de origen. Dentro de las más solicitadas se encuentran las chalinas, chompas y chales de alpaca con diseños que representan la cultura boliviana y también gustan de las prendas elaboradas con tejidos de aguayo.
Luego de visitar atractivos turísticos de la ciudad, consumir platos típicos y comprar prendas de vestir, realizan viajes dentro y fuera del departamento de La Paz; los destinos más frecuentados son el lago Titicaca, Coroico, Copacabana, Tiwanaku y Rurrenabaque, lugares donde permanecen por un par de días para luego retornar a la ciudad de La Paz.
Según testimonios de los dueños y representantes de los hoteles, hostales, restaurantes y tiendas de las calles Comercio, Catacora y Sagárnaga, la llegada de este turismo es importante para la ciudad porque los visitantes dejan ingresos económicos que les permiten continuar con sus negocios y dar empleos directos e indirectos a la población.

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